Biden archiva la era Trump: bin Salman en la mira y un 'nuevo equilibrio' con Riad

Primera conversación telefónica entre el nuevo presidente y el rey Salman. A partir de ahora, la Casa Blanca sólo tratará con el monarca y relega al príncipe heredero a un segundo plano. Expectativa por el informe desclasificado sobre el asesinato de Khashoggi, que probaría la responsabilidad de M. bin Salman. La diplomacia trabaja sobre la cuestión nuclear en Irán.

 


Washington (AsiaNews / Agencias) - Relaciones bilaterales "sólidas y transparentes" entre Washington y Riad, pero al mismo tiempo orientadas hacia un "reequilibrio". Tras los años de la administración Trump y relaciones privilegiadas que, con demasiada frecuencia, han postergado el respeto de los derechos. El nuevo presidente estadounidense Joe Biden habló por primera vez con el rey saudí Salman desde que asumió el cargo el 20 de enero, confirmando la alianza entre los dos países pero, a diferencia de su antecesor, no a costa de los derechos y la verdad. Y en primer lugar la verdad sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, detrás del cual - según un informe que será desclasificado en breve - estaría la mano de Mohammed bin Salman (MBS).

En las diplomacias internacionales hay expectativa por el documento, que podría incriminar definitivamente al príncipe heredero saudí, hijo del rey Salman (de 85 años) y hombre fuerte del país, por la responsabilidad que le compete (según pruebas confirmadas también por agencias de la ONU). En los últimos años, el joven líder mantuvo una relación privilegiada con Donald Trump y su yerno Jared Kushner, quien gobernaba las filas de la diplomacia estadounidense en Medio Oriente, en particular con Israel y Arabia Saudita.

Riyadh siempre ha negado cualquier implicación de MBS, quien recientemente se sometió a una apendicectomía exitosa. Por esa razón, entre otras, Estados Unidos decidió postergar unos días la difusión del documento desclasificado, cuya publicación forma parte de la política de "reequilibrio" de Biden con respecto a los países de la región y probaría el visto bueno del mismo bin Salman a la operación.

En una nota que se difundió al terminar la conversación telefónica entre Biden y el rey Salman, la Casa Blanca comunica que "los dos líderes han afirmado la naturaleza histórica de la relación" entre los dos países, y no se hace referencia al tema Khashoggi. El presidente declaró después que la entrevista telefónica, la primera con el líder de la casa Saud desde que asumió el cargo, fue "buena". La agencia oficial saudita también calificó la llamada telefónica como positiva, señalando "la importancia de una asociación estratégica".

El portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, destacó que, junto con la "calibración" de las relaciones, también habrá "áreas en las que expresaremos nuestras preocupaciones y dejaremos abierta la opción de asumir responsabilidades". Y en este sentido se debe interpretar la decisión de hacer público el documento desclasificado sobre la muerte del periodista disidente dentro del consulado saudita en Turquía, en 2018.

Otro aspecto de ruptura con respecto a Trump es la decisión de Biden de hablar y tratar sólo con el rey Salman, excluyendo de hecho al sucesor MBS, en una especie de deslegitimación política y diplomática sin precedentes para un príncipe heredero, destinado a suceder al monarca cuando este muera. La decisión fue puesta de relieve por más de un comentarista, e implica “una absoluta primicia para un presidente estadounidense, que decide cortar todo contacto personal con un heredero que sigue siendo el regente de facto” del gobierno de la monarquía wahabí. Y el secretario de Defensa de Biden negociará con bin Salman "de contraparte a contraparte".

El nuevo rumbo de las relaciones con Riad también es coherente con la decisión de suspender la venta de armas a los sauditas y los Emiratos que participan en la guerra contra los hutíes en Yemen. Además, el propio Biden pronto podría revertir la medida de Trump, que en los últimos meses de su mandato había declarado  "grupo terrorista" a los rebeldes apoyados por Irán. Con respecto al pasado, sin embargo, la principal ruptura ha sido la decisión de restablecer el diálogo con Teherán para tratar de salvar el acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA) entre la República Islámica y las potencias mundiales. El camino parece estrecho, los halcones en Teherán y Washington empujan en la dirección contraria, hacia el choque frontal, mientras se registran nuevos contactos entre Riad e Israel para establecer una línea común contra el enemigo chiíta, quizás menos aislado que en el pasado y pendiente de las elecciones presidenciales en junio.