La Liga Nacional por la Democracia y Occidente contra las Fuerzas Armadas: Devuelvan la libertad a Aung San Suu Kyi

Situación tranquila en las calles tras el golpe de ayer. El general Min Aung Hlaing forma el nuevo gobierno. Analistas: es un golpe dictado por los intereses personales del jefe del ejército. Washington amenaza con sanciones. Tokio: Mantener abiertos los canales para no entregar Naypyidaw a China.

 


Yangon (AsiaNews) - La Liga Nacional para la Democracia (NLD) rompió hoy el silencio y pidió la liberación de Aung San Suu Kyi y todos los otros miembros del partido. Ayer, pocas horas después de la toma de posesión del nuevo Parlamento, los militares asumieron el control del país declarando el estado de emergencia por un año y entregando todos los poderes al general Min Aung Hlaing, comandante de las Fuerzas Armadas.

Suu Kyi, jefa del gobierno civil, y el presidente Win Myint están detenidos en un lugar no especificado. Los diputados de la NLD están encerrados en sus domicilios en Naypyidaw, controlados por el ejército. El golpe de Estado se produjo tras la extraordinaria victoria de la LND en las elecciones del pasado mes de noviembre, donde el partido militar solo consiguió 25 escaños en el Parlamento, frente a 346 (más del 80% de los votos) de la formación encabezada por la líder democrática.

El Ejército asegura que intervino porque había detectado 10 mil irregularidades en las últimas elecciones. Aung Hlaing dijo que se organizará una nueva votación lo antes posible y luego se restituirá el poder a las autoridades civiles. Mientras tanto, el general golpista ha formado un nuevo ejecutivo. Está integrado por generales y ex militares junto con algunos miembros del Partido Unión de Solidaridad y Desarrollo, brazo político de las Fuerzas Armadas. Muchos de los nuevos ministros ya acompañaron a U Thein Sein, quien gobernó Myanmar antes que Suu Kyi.

Según varios observadores, los militares han intervenido por miedo a perder el control del país. Con su amplia mayoría parlamentaria, la LND podría haber intentado cambiar la Constitución, que asigna el 25% de los escaños a las Fuerzas Armadas y algunos ministerios clave, como Defensa y Seguridad Interior.

La oligarquía militar controla el poder en Myanmar desde un golpe de estado en 1962. Las manifestaciones populares y la presión internacional llevaron a una nueva redacción de la Constitución en 2008, y a la liberación de Suu Kyien en 2011. Entre 1989 y 2010, la ganadora del Premio Nobel de la Paz estuvo bajo arresto domiciliario en numerosas oportunidades. En noviembre de 2015, la NLD ganó las primeras elecciones libres en 25 años.

La Constitución, sin embargo, garantiza poder a los militares en el Parlamento y en la sociedad: todas las industrias, empresas, riquezas naturales y relaciones con países extranjeros siguen siendo administradas por los militares hasta la actualidad, lo que dificulta cualquier transición hacia una mayor democracia.

Los analistas señalan que ya antes del golpe la supervivencia política de Aung Hlaing estaba en peligro. El jefe del Tatmadaw tenía que retirarse debido a su edad, y era la única manera de mantenerse en el poder. Eso era muy importante porque parte de la comunidad internacional quiere que sea juzgado por las masacres que cometió el ejército contra los rohingya, una minoría musulmana que siempre ha sido discriminada en Myanmar.

Tras el bloqueo de ayer, internet y las comunicaciones telefónicas volvieron a funcionar. Multitudes de soldados vigilan las calles de Naypyidaw y Yangon, pero aparentemente la situación permanece en calma. La población se opone al golpe militar, aunque por el momento está a la expectativa de los acontecimientos.

Estados Unidos, la Unión Europea y el secretario general de la ONU han pedido que se restablezca el orden democrático. Lo mismo hicieron otros países occidentales, así como sectores de la sociedad civil: Italia-Birmania.Insieme lanzó una petición en Change.org exigiendo la inmediata liberación de los dirigentes democráticos y el restablecimiento del estado de derecho en Myanmar.

Los países miembros de la ASEAN (Asociación de Países del Sudeste Asiático) piden moderación sin expresar una condena total. Para Camboya, Filipinas y Tailandia es un “asunto interno" en Myanmar. China dijo que ha tomado nota de lo que está sucediendo en el país vecino. Beijing ha instado a las partes interesadas a "resolver las diferencias" de manera que se garantice la estabilidad. Algunos medios chinos han descartado la crisis como una "reorganización del gobierno".

Joe Biden ordenó a su administración que revise la política con Myanmar. Si no se restituye el poder al gobierno de Suu Kyi, el nuevo presidente de Estados Unidos restablecerá las sanciones que Washington canceló o suavizó desde el comienzo de la transición democrática en 2011.

Japón, sin embargo, invita a Washington a no cerrar los canales de comunicación con la junta militar. El viceministro de Defensa japonés, Yasuhide Nakayama, considera que una política de sanciones y cierre total alineará aún más a Myanmar con China, reforzando la posición geopolítica del gigante asiático en la región.