Papa: esperar la llegada del esposo con la lámpara de la fe y el aceite de la caridad

"No esperar a último momento para corresponder a la gracia de Dios, sino hacerlo activamente". "Si nos dejamos guiar por lo que nos parece más atractivo, por la búsqueda de nuestros intereses, nuestra vida se vuelve estéril". Aplausos para Juan Roig, un laico que murió mártir a los 19 años, beatificado ayer en Barcelona. Preocupación por Centroamérica, castigada por el huracán Eta. Etiopía y el Foro de diálogo por la paz en Libia.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Debemos esperar "la llegada del esposo" con "la lámpara de la fe" y "el aceite de la caridad y las buenas obras". El Papa Francisco resumió así el mensaje del Evangelio de la Misa de hoy (Mateo 25,1-13, 32º domingo del año, A), cuando habló a varios cientos de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la oración del Ángelus. Después de la oración, Francisco recordó  a un nuevo beato catalán, Juan Roig, quien murió mártir a los 19 años durante la Guerra Civil española y fue beatificado ayer en Barcelona. El pontífice pidió "un aplauso para este joven beato, tan valiente". El Papa también expresó su cercanía a la población de Centroamérica afectada por el huracán Eta. 

Se refirió luego a las tensiones en Etiopía, que se encuentra al borde de la guerra civil debido a los enfrentamientos en la región de Tigray. Y finalmente exhortó a la paz - y pidió que se rezara por ello - cuando se refirió al Foro de diálogo sobre Libia que comienza mañana en Túnez, en el que participarán todas las partes en conflicto.

El Evangelio que explicó el Papa narra la parábola de las diez vírgenes, cinco insensatas y cinco sabias. Las primeras "llevan las lámparas, pero no el aceite"; las segundas "llevan también aceite". Entonces, cuando llega el novio que se ha demorado, las últimas entran con él al banquete de boda y las que tuvieron que ir a buscar aceite llegan tarde y encuentran la puerta cerrada.

“Con esta parábola - afirmó el Papa - Jesús quiere decirnos que debemos estar preparados para el encuentro con Él. No solo para el encuentro final, sino también para pequeños y grandes encuentros, para el compromiso de cada día en vista de ese encuentro, para el cual no es suficiente la lámpara de la fe, también hace falta el aceite de la caridad y de las buenas obras…. Ser sabio y prudente significa no esperar el último momento para corresponder a la gracia de Dios, sino hacerlo activamente desde ahora ... “Sí, sí, en el futuro me convertiré” ... pero hay que hacerlo ahora, no mañana. Si queremos estar preparados para el último encuentro con el Señor, debemos cooperar con él desde ahora  y realizar buenas acciones inspiradas en su amor”.

El pontífice también ha subrayado que muchas veces se olvida cuál es "la meta de nuestra vida, es decir, la cita definitiva con Dios, perdiendo así el sentido de la expectativa y absolutizando el presente".

“Esta actitud - continuó - excluye cualquier perspectiva del más allá: hacemos todo como si nunca tuviéramos que partir para la otra vida. Y entonces solo nos preocupa poseer, sobresalir, instalarnos ... Si nos dejamos guiar por lo que nos parece más atractivo, por la búsqueda de nuestros intereses, nuestra vida se vuelve estéril; no acumulamos reservas de aceite para nuestra lámpara, y se apagará antes del encuentro con el Señor. Tenemos que vivir el hoy, pero el hoy que va hacia el mañana.  El hoy de la esperanza ... Si, por el contrario, estamos atentos y hacemos el bien correspondiendo a la gracia de Dios, podemos esperar tranquilamente la llegada del novio. El Señor también puede venir mientras dormimos, pero eso no nos preocupa, porque tenemos la reserva de aceite acumulada con las buenas obras de cada día”.