MSF: Covid-19 en el campo de refugiados de Zaatari, el más grande de Jordania

El centro alberga 76.000 refugiados que huyeron de Siria debido a la guerra. La ONG internacional ha abierto un centro para el tratamiento de casos leves o moderados, con 30 camas disponibles. En el lugar, resulta muy difícil el distanciamiento físico y el cumplimiento de las normas de higiene. El miedo a contagiar a los miembros de la familia.

 


Ammán (AsiaNews) - Jordania, que durante mucho tiempo estuvo a salvo del nuevo coronavirus en comparación con otros países de la región de Oriente Medio como Irán y Arabia Saudita, está registrando un crecimiento exponencial de los contagios en los últimos tiempos. Actualmente el reino hachemita tiene el récord nada envidiable de la tasa de infección y mortalidad per cápita más alta de todos los países árabes. Y la onda de expansión del virus, como informan los expertos de Médicos Sin Fronteras (MSF), ya llegó a Zaatari, el mayor campo de refugiados del país, que aloja 76.000 sirios que huyeron de la guerra. Ya se detectaron los primeros casos y la ONG abrió un centro de atención.

Según el informe oficial, en Jordania se registran casi 96 mil casos del nuevo coronavirus, con poco menos de 1100 víctimas. Resulta especialmente preocupante la situación de los centros de acogida y los campos de refugiados, donde el Covid-19 podría tener una propagación descontrolada. La escasez de recursos y las precarias condiciones higiénicas dificultan las normas básicas para combatir el contagio, como la higiene, la protección personal y el distanciamiento.

La progresiva disminución de las restricciones desde junio ha favorecido la difusión del virus, que ya llegó al centro de acogica de Zaatari, el más grande del país. Los operadores de MSF detectaron los primeros siete casos en el centro recientemente creado en colaboración con el Ministerio de Salud y que cuenta con 30 camas. Ofrece cuidados médicos a pacientes con síntomas leves o moderados. Gemma Domínguez, directora de la misión de MSF en Jordania, confirma que médicos y profesionales de la salud han estado monitoreando la situación en el campamento “desde marzo, porque el virus podría propagarse muy rápidamente aquí. En un campamento superpoblado - añade - es muy difícil respetar las normas de prevención más sencillas, como la higiene de manos, el uso de mascarilla o el distanciamiento físico”.

Las condiciones en Zaatari - creado en 2012 en el límite con Siria y donde la gente vive desde hace años en una situación precaria - han empeorado con el Covid-19 y las restricciones impuestas para limitar su propagación. Muchas tiendas están cerradas y la prohibición de los desplazamientos impide que la gente vaya a trabajar o busque un empleo para ganar algo de dinero. A eso se suma el miedo a contraer el virus y transmitirlo a los miembros de la familia.

Ahmed Sabah, uno de los médicos de MSF que trabaja en el campamento, confirma que "a veces las personas que tienen síntomas atribuibles al Covid-19 prefieren no decirlo". “Tienen miedo - continúa - de tener que permanecer aislados y alejados de sus familias. Una madre de cuatro niños, preocupada por sus hijos y qué sería de ellos si la colocaran en régimen de aislamiento, me preguntó '¿Qué pasará con mis hijos y quién los cuidará si el virus nos separa?' ".

En medio de todos los miedos y temores, también hay personas que están esperando saber si han contraído el virus y confían en Dios, y oran por una pronta recuperación. "Estoy en el hospital de MSF desde hace dos días", dice Majd, un refugiado sirio de 23 años que sufre de fiebre y cansancio, y está esperando los resultados de la prueba. “No tengo tos ni resfriado, solo tenía fiebre persistente, pero ya se ha ido. Estoy esperando el resultado de la prueba, si es positivo, tendré que quedarme aquí hasta que me recupere. Pero no estoy preocupado - afirma -, es algo que no puedo controlar, pero sé que Dios me ayudará”.