Kirill pide la paz en Nagorno Karabaj. Se teme un ‘conflicto religioso’
de Vladimir Rozanskij

El llamamiento del Patriarca Ortodoxo de Moscú fue difundido ayer, tras la mediación rusa entre armenios y azeríes. Sin embargo, el presidente de los musulmanes del Cáucaso dice, contra los armenios: "La guerra por la patria es siempre una guerra justa". Karekin II habla de "La misión de defender nuestra patria". En los últimos días, la Iglesia Ortodoxa Rusa ha sido criticada por apoyar al presidente de Azerbaiyán. Erdogan y Pakistán avivan el fuego confesional.

 


Moscú (AsiaNews) - El Patriarca de Moscú Kirill (Gundjaev) ayer hizo un llamamiento a los armenios y azeríes en conflicto en Nagorno-Karabaj, "en esta nueva vorágine de un enfrentamiento que ha durado más de treinta años, en el que una vez más se bombardean ciudades, mueren hombres, se destruyen santuarios y monumentos de tradición cultural y los hogares de personas pacíficas". El Patriarca asegura la cercanía de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que junto con los líderes religiosos de los dos países está trabajando de todas las maneras posibles para restablecer la paz en la región.

Dirigiéndose al Patriarca Supremo, el Catholicós de todos los armenios Karekin II, y al Presidente de la Administración de los Musulmanes del Cáucaso, Sheik-il-Islam Allakhshukjur Pasha-Zad - con quien Kirill se reunió en el pasado (ver foto 2) - recuerda "el gran camino que hemos recorrido juntos, trabajando para evitar que este conflicto asumiera el carácter de un choque entre religiones, y para que los problemas se resolvieran pacíficamente". El Patriarca pide que se respeten los acuerdos alcanzados entre los ministros de relaciones exteriores, con la mediación de Rusia, y que se mantenga la tregua acordada el 10 de octubre para llegar a una solución política. "Una mala paz es peor que una buena disputa", recuerda el jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, aludiendo a la sabiduría popular: "en condiciones de paz uno puede reunirse, comunicarse, buscar una solución a los problemas... tener compasión de la vida de unos y otros". Kirill recuerda que "Armenia y Azerbaiyán históricamente han estado y estarán siempre cerca, conviviendo codo con codo en todo el territorio de los dos países... de sus decisiones depende la vida de muchas personas, el futuro de la paz de su pueblo". La intervención del Patriarca trata de apuntalar la mediación rusa en un marco decididamente dramático, en el que parece evidente que la frágil tregua acordada no resiste ni unos pocos días, ya que no es respetada por ninguna de las dos partes.

El 29 de septiembre, el líder musulmán al que Kirill se dirige en su mensaje había declarado que iba a “orar al Altísimo para darle las gracias por la victoria obtenida en la reciente batalla, por la liberación de la ocupación armenia en nuestra tierra natal”, insistiendo en el hecho de que “nuestro pueblo entró en guerra para defender su integridad territorial, y la guerra por la patria siempre es una guerra justa”. 

Por otro lado, el patriarca armenio siempre ha reivindicado el derecho de los armenios a la defensa del Nagorno-Karabaj: “somos responsables por la unidad en la misión de defender nuestra patria, convirtiendo Armenia y Artsaj en un lugar de desarrollo y bienestar”, había afirmado Karekin durante la homilía del 11 de octubre. 

En los últimos días se ha criticado a la Iglesia Ortodoxa Rusa por su apoyo al presidente azerbaiyano, expresado en un mensaje de los líderes religiosos firmado por el arzobispo ruso de Bakú, Aleksandr (Ischein), cuya firma, sin embargo, no aparece en las versiones rusas del mensaje. Los azeríes rechazan las acusaciones de la destrucción de la Iglesia de Cristo Salvador en Şuşa, mientras acusan a los armenios de haber destruido mezquitas, pero sin citar ejemplos concretos. Muchos observadores destacan que el conflicto está asumiendo un creciente carácter religioso, especialmente a causa de la intervención de mercenarios sirios en el frente azerí y a las noticias que comentan la participación de voluntarios griegos en el campo de los armenios.

La preocupación por la naturaleza religiosa de la guerra en Nagorno-Karabaj se intensifica aún más con la circulación de noticias acerca de una cooperación en curso entre el Presidente turco Erdogan y los yihadistas de Pakistán y  Afganistán. En el territorio noroccidental del Pakistán, poblado en su mayoría por pastunes, la organización terrorista Jamaat-i Islami se mueve a sus anchas y envía continuamente combatientes al Afganistán y a Cachemira. Aparentemente también ha comenzado a enviar soldados a Karabaj, según la información publicada por la revista rusa Ogonek, y esto habría sido acordado con los "hermanos turcos" y su presidente.