El cardenal Parolin y Mike Pompeo, sobre la libertad religiosa. La vía negativa, de la denuncia; la vía afirmativa, de la verdad
de Bernardo Cervellera

Para el Secretario de Estado de los EEUU, los líderes religiosos deben estar “en permanente oposición a los regímenes tiránicos”. China es el país donde la libertad religiosa se ve más coartada. Para el Secretario de Estado vaticano, las violaciones tienen como raíz un “subjetivismo radical”, que silencia a los creyentes, acusándolos de tener posiciones “odiosas” e “intolerantes”, que no están alineadas con lo “políticamente correcto”.  Al margen del simposio sobre la libertad religiosa, el cruce de acusaciones sobre un Vaticano que pierde “autoridad moral” al suscribir el Acuerdo con China y el uso instrumental y electoral de la visita de Pompeo a Roma y al Papa. El cardenal Zen no habría sido recibido por el Santo Padre. La Santa Sede quiere extender el Acuerdo


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Cuando se trata de defender la libertad religiosa, hay una “vía negativa” y una “afirmativa”: la primera, propone quitar todos los límites al ejercicio de la fe de los creyentes; la segunda, trabaja para transformar y corregir la mentalidad que produce la opresión de los fieles: la “radical autonomía” con que se concibe el hombre contemporáneo, para hacerlo descubrir “la verdad última de su existencia”. 

De esta manera, el card. Pietro Parolin, Secretario de Estado vaticano, concluyó ayer el simposio organizado por la embajada de los EEUU en la Santa Sede. El tema del encuentro fue “Impulsar y defender la libertad religiosa en el mundo, a través de la diplomacia”. 

El card. Parolin expuso las conclusiones del simposio. Previo a ello, además de algunos testimonios de personalidades empeñadas en la defensa de la libertad religiosa, hablaron – al inicio del encuentro – el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo y el Secretario vaticano para las relaciones con los Estados, mons. Paul Gallagher.

El simposio se desarrolló de una manera civilizada y respetuosa, pero antes del encuentro la atmósfera estaba contaminada por las polémicas a raíz de un artículo publicado por Pompeo con anterioridad. En el texto, él aconsejaba al Vaticano no renovar el Acuerdo provisorio sobre el nombramiento de obispos, porque corría el riesgo de perder toda autoridad moral. Luego del encuentro – según informan varios periodistas – hubo críticas vaticanas por el intento americano de utilizar la reunión en beneficio de las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos. También se habló de una audiencia de Papa Francisco con Pompeo, que habría sido cancelada porque el pontífice no acepta encuentros con personalidades políticas en período electoral; otros adujeron que la audiencia no se concretó porque jamás fue solicitada; otros incluso alegaron que el pontífice está disgustado por la intrusión de Pompeo en el ámbito de las decisiones del Vaticano sobre China. Cuando la agencia Reuters pidió que comentara estas interpretaciones, la respuesta de Pompeo habría sido: “Es una locura”.

Al margen de estas tensiones – siempre, siguiendo la información de la prensa - está la suspensión de una audiencia del Papa Francisco con el card. Joseph Zen, el obispo emérito de Hong Kong. Este último viajó a Italia para suplicar al pontífice la designación de un obispo para Hong Kong, sin dejarse condicionar por “motivaciones políticas” para con China, sino optando por un candidato que sostenga la misión de la Iglesia en el territorio y en el continente. El purpurado habría esperado en vano tres días, sin poder ver al papa, aunque pudo entregarle una carta (foto 2).

 

Pompeo: El “horrendo nivel” de persecución en China

En el simposio, en el escaso tiempo a disposición de los ponentes (15 minutos), Pompeo citó como ejemplo al Pbro. Bernhard Lichtenberg, un sacerdote católico alemán, que en los años ‘30 ayudaba a las comunidades judías en Berlín y denunciaba la ideología nazi, al punto de ser arrestado en 1941 y posteriormente deportado a Dachau, Murió durante el viaje hacia el campo de concentración. “Hoy –  es su conclusión – mientras pensamos en aquél hombre, pido a todos los líderes de los creyentes mostrar una moral similar, ser testigos firmes por el bien de la libertad religiosa, por la dignidad humana y por la paz”. 

Pompeo aludió a los “regímenes autoritarios, terroristas, e incluso laicistas, sociedades libres que – de modos distintos – obstaculizan la libertad religiosa en todo el mundo”. Mencionó a Arabia Saudita, Irán, Nigeria, Cuba. Pero sobre todo, a China: “En ninguna otra parte se ha atacado tanto la libertad religiosa como en el interior de la China actual”. Luego enumeró las violaciones a la libertad religiosa, que el Partido Comunista perpetra “a un nivel horrendo”, contra los musulmanes, la Falun Gong, los protestantes y católicos.

Luego, citando a Juan Pablo II y a Papa Francisco, él dijo que una Iglesia “en un estado de misión permanente” también significa “en permanente oposición a los regímenes tiránicos”. Una vez más, invitó a los líderes religiosos a hablar en favor de sus correligionarios perseguidos y destacó que en esta tarea, los Estados muchas veces se ven frenados por “realidades del mundo político”, pero que las personas de fe deben dar un “testimonio moral contra la persecución de los creyentes”. 

 

Mons. Gallagher: La violencia de lo “políticamente correcto”

Mons. Gallagher reivindicó ante todo el compromiso mundial de la Santa Sede por la libertad religiosa, pero prefirió subrayar las violaciones que se cometen fundamentalmente en las sociedades avanzadas (occidentales), donde se intenta apagar la voz de los creyentes “incluso a través de la ideología de lo políticamente correcto, en el nombre de la tolerancia y de la no discriminación”. Se trata, dijo, de un “ataque contra la sociedad misma”. El Secretario vaticano para las relaciones con los Estados citó las “leyes que atentan contra la libertad de conciencia” y de pensamiento, en nombre de una actitud que bien podría resumirse en la fórmula “haz lo que quieras”. 

Frente a este intento que procura secularizar y suprimir la voz de a religión, él aludió al rol de las religiones en favor del respeto de la libertad de cada persona, recordando la Declaración sobre la Fraternidad Humana, firmada por Papa Francisco en el 2019, con el gran imán de Al Azhar, en Abu Dabi. Subrayó asimismo que este es el sendero que papa Francisco está siguiendo y que propondrá en la encíclica “Todos hermanos”, que será publicada el próximo 4 de octubre en Asís.  

Algunas agencias de noticias han remarcado que al margen del convenio, mons. Gallagher se habría quejado por el poco tiempo a disposición de los ponentes, reivindicando la praxis “diplomática” de no mencionar países en particular en los que se viola la libertad religiosa. 


 

Card. Parolin: El subjetivismo radical procura erradicar la fe

Prácticamente haciendo una síntesis entre la “vía negativa” de la lucha contra la opresión, y la “vía afirmativa”, que reclama una conversión a la dimensión religiosa, el card. Parolin cerró el encuentro. Él subrayó que “la protección y la promoción de la libertad religiosa es un sello distintivo de la actividad diplomática de la Santa Sede”. Para el purpurado, los problemas contemporáneos derivan de un “malentendido fundamental sobre el significado de la libertad humana”. 

Los ataques contra la libertad religiosa – dijo - nacen del “miedo y de la ideología”: tanto de los regímenes totalitarios, que usan el poder para imponer restricciones draconianas, como lo atestiguan las naciones donde la práctica de ciertas tradiciones religiosas está prohibida y las ‘minorías’ son perseguidas activamente. Y también de las voces intolerantes, que abogan por lo ‘políticamente correcto’ y ‘silencian’ y condenan aquellos credos, tradiciones y prácticas religiosas que chocan con su ideología progresista, etiquetando todas estas cosas como “odiosas” e “intolerantes”. 

“La libertad religiosa está en crisis – agregó – porque nuestra comprensión de la verdad de la persona humana y su antropología está en crisis”. Y citando a Juan Pablo II, señaló como raíz de dicha crisis el “subjetivismo radical” o la “exaltación de la libertad individual como un absoluto”... El ‘bien más grande” se ha convertido en una erradicación de cualquier obstáculo a la ‘autonomía radical’, como es la ley moral natural o la ley divina”. 

“La vía negativa – agregó -, que afirma que no debería haber ningún tipo de coerción en la práctica de la religión” es “solo una parte de la comprensión de la libertad religiosa”. La otra parte debiera ser “la vía afirmativa”, que es “la libertad de buscar la verdad”, la “libertad para creer” de modo que pueda darse “el descubrimiento de la verdad última de la existencia de una persona”.

“En nuestro debate sobre la libertad religiosa – fue su conclusión - que abarca su promoción a través de la actividad diplomática, es útil que recordemos no solo aquello que anhelamos defender y promover, sino también las amenazas que tenemos delante. Esto incluye, sin lugar a dudas, la opresión física, la persecución y la imposición ideológica, pero también la negación de la verdadera naturaleza del hombre”. 

El simposio sobre libertad religiosa – con fuertes acusaciones contra China – se celebró en un momento sumamente delicado para la Santa Sede: el 22 de septiembre caducó el Acuerdo provisorio firmado con China hace dos años, sobre el nombramiento de obispos. El Vaticano quisiera renovarlo, nuevamente con carácter provisorio, por dos años más. Sin embargo, China todavía no ha dado señales firmes de querer renovarlo. Muchos católicos consideran que el Acuerdo es un freno a la misión de la Iglesia y una mordaza para evitar las denuncias sobre violaciones a la libertad religiosa.  En un artículo publicado en l'Osservatore romano (29 settembre 2020), el periodista Andrea Tornielli subraya que “los resultados — en parte, a causa de la pandemia, que ha impedido los contactos en los últimos meses — si bien limitados, fueron positivos, y sugieren seguir adelante con la aplicación del Acuerdo por otro período más”.