Washington: Israel, Emiratos y el Acuerdo de Abraham, a costa de los palestinos

Hoy al mediodía, la Casa Blanca planea la firma del pacto que marcará el inicio de las relaciones diplomáticas. Un spot electoral para Trump y un punto a favor para Netanyahu, que atraviesa una crisis en su patria. Ventajas recíprocas en materia de tecnologías y recursos bancarios. Como telón de fondo, los palestinos, cada vez más divididos y aislados. Limitan el número de participantes debido a las disposiciones contra el Covid-19.


Washington (AsiaNews) - Dos actores protagonistas, Israel y los Emiratos Árabes Unidos (con Bahréin, próximo a involucrarse), cada uno con su rédito personal, y un director de orquesta, el anfitrión y presidente de los Estados Unidos Donald Trump, que dirige la escena desde la primera fila. Detrás de escena, relegados a los márgenes por no decir olvidados, los palestinos, cuya débil voz parece tener cada vez menos peso y atención en la audiencia internacional. Este es el escenario que hoy se prepara en la Casa Blanca, donde al mediodía se firmará el “histórico pacto” con miras a la normalización de las relaciones y la apertura de los canales diplomáticos, rebautizado como el “Acuerdo de Abraham”.  

Empañado en su patria por la emergencia de coronavirus (Israel es la primera nación en el mundo que dicta por segunda vez el confinamiento obligatorio), por una causa judicial por corrupción, por las protestas en las calles - la última, a su partida rumbo a los EEUU- el premier Benjamin Netanyahu se juega una carta internacional. Para los expertos, la firma de hoy, en Washington, representa para Netanyahu uno de sus mayores logros, que será coronado por la bandera con la estrella de David izada en las embajadas de Abu Dabi y Manama. Lo mismo vale para los pabellones de los Estados árabes en Tel Aviv, o para los israelíes, que ahora tendrán la posibilidad de admirar desde un avión el territorio y las costas sauditas en su viaje hacia al este.

Antes de la firma, Netanyahu y Trump planean mantener un encuentro bilateral, seguido de una mini-cumbre en compañía de los ministros de Relaciones Exteriores de los Emiratos y  Bahréin, que luego tendrán un momento para un cara-a-cara con el inquilino de la Casa Blanca. 

Sin lugar a dudas, para Trump, que firmará el acuerdo en calidad de “testigo” u “observador”, la cita de hoy debiera revelarse como un punto a favor, de cara a las elecciones de noviembre, con un margen cara vez más acotado contra su rival, el demócrata Joe Biden. Se trata de una meta que su predecesor, Barack Obama, jamás hubiera imaginado, ni siquiera de lejos, considerando la crisis con Israel al final de su mandato.  

Ventajas recíprocas que también habrán de obtener los firmantes: Israel y los Emiratos.  Los analistas y expertos subrayan que el potencial combinado entre la tecnología israelí y el poder financiero de Abu Dabi podría inaugurar nuevos caminos en el Oriente Medio. Una marcha en un doble sentido; además de la tecnología israelí y los recursos bancarios de los Emiratos, también está en juego un particular centro de referencia para el transporte y la logística como es Dubai, el más frecuentado en el mundo de los negocios. Para muchos, no se trata de un pacto entre dos potencias regionales, sino de un acuerdo de largo aliento entre actores internacionales. Y después de Bahréin, podrían sumarse otros, empezando por Arabia Saudita, a pesar de la oposición de su dirigencia, que primero quiere el acuerdo con los palestinos. Y en este punto, será interesante ver si Netanyahu tocará hoy el tema o se explayará sobre los beneficios y concesiones que prevé la normalización de las relaciones diplomáticas con las naciones árabes, que podrían integrar o completar aquellos previstos en el llamado “Acuerdo del siglo”, según Trump. 

Como telón de fondo, por no decir, detrás de bambalinas, permanecen los palestinos, que parecen cada vez más urgidos de una nueva leadership y de una mayor cohesión interna para desempeñar un papel y obtener beneficios y concesiones en la diplomacia internacional. Todo ello, mientras las naciones árabes - salvo raras excepciones, como Argelia y Kuwait - parecen mirar más y más hacia Israel, incluso y sobre todo para lograr una redistribución de poder y alianzas en la región medio-oriental, en clave anti-iraní.

Por último, la firma del acuerdo representa un momento particular en esta etapa histórica dominada por la pandemia del nuevo coronavirus, que constriñe a los organizadores a efectuar algunos ajustes: si bien se “insta” a los cientos de invitados a llevar mascarilla y respetar las distancias recomendadas, no será obligatorio cubrirse la boca y la nariz. La ceremonia tendrá lugar en el White House South Lawn (el parque sur), más amplio y mejor equipado para contener a las casi 700 personas que se aguarda participen del evento. No obstante, se trata de un número muy inferior - la mitad de los presentes - a la convocatoria que presenció el mismo lugar hace pocas semanas, con ocasión de la aceptación del nombramiento de Trump por parte de los republicanos.