Sacerdote del ‘bajo clero’: El entusiasmo por el acuerdo sino-vaticano es infundado
de Francis Hu

El padre Francis Hu, sacerdote de China central, considera que los “expertos” que celebran el acuerdo desconocen la situación real de China y de la Iglesia. Desde que se firmó el acuerdo, se ha bloqueado la venta de material cristiano en Internet; se siguen destruyendo iglesias y cruces; los menores tienen prohibido ingresar a la iglesia o recibir instrucción religiosa. Existe el riesgo de que el acuerdo sea solo un gesto político que no tiene relevancia para los católicos en China.

 


Xian (AsiaNews) - "Desde que se firmó el Acuerdo Sino-Vaticano, la situación de la Iglesia en China se ha deteriorado y el espacio de supervivencia de la Iglesia se ha reducido". Son palabras del p. Francis Hu, sacerdote de China central, quien se define a sí mismo como un sacerdote del "bajo clero" que trabaja en una de las zonas más pobres del país. El P. Francis pertenece a la Iglesia oficial y critica a "los denominados expertos de la Iglesia en China", que "saltan de alegría" por el acuerdo pero no conocen "la vida real de la Iglesia". Acusa también a "algunos obispos y sacerdotes chinos (anónimos)" que llegan a conclusiones positivas pero no permiten que "sus hermanos y hermanas expresen en profundidad sus verdaderos pensamientos". La amarga conclusión es que, si bien por una parte es de desear una relación entre Beijing y el Vaticano, por la otra, no se puede hacer "con el sacrificio de la comunidad eclesial y de los cristianos". Todo esto se reduciría sólo a una medida política, "sin ninguna relevancia para los católicos chinos". 

En los tres meses entre junio y agosto de este año, cuatro obispos clandestinos de la Iglesia china fueron instalados de manera oficial con ceremonias muy sobrias. Inmediatamente eso se interpretó como una actitud favorable para la renovación del acuerdo sino vaticano que está a punto de expirar. De pronto, algunos que se autodenominan expertos en la Iglesia china se pusieron a saltar de alegría, considerando que anticipaba el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano. Algunos obispos y sacerdotes locales, que permanecen en el anonimato, les hicieron eco afirmando que desde la firma del acuerdo sino vaticano se han logrado avances satisfactorios en el nombramiento de obispos, en la instalación pública de obispos clandestinos y en la colaboración en la lucha contra la pandemia. Ni siquiera permitieron que sus hermanos y hermanas expresaran sus verdaderos pensamientos en profundidad. De hecho, la mayoría de los miembros de la Iglesia en China han respondido de manera mediocre a la supuesta colaboración de la que están tan orgullosos. La lucha contra la pandemia, que requiere la cooperación de toda la humanidad independientemente de su religión o nacionalidad, o la instalación de esos obispos clandestinos ...: la mayoría de los católicos chinos ni siquiera saben lo que está pasando. Incluso los fieles de las parroquias no saben sobre qué hablar y celebrar porque no saben lo que significa.

¿Qué es lo que sabe y cuál es la experiencia de la gran mayoría de los católicos en China?

Desde que se firmó el acuerdo entre China y el Vaticano, experimentan que la situación de la Iglesia en China se ha deteriorado y el espacio de supervivencia de la Iglesia se ha reducido.

1. Está prohibida la venta por Internet de libros relacionados con el cristianismo, especialmente la Biblia. Otros materiales relacionados con el cristianismo, como fotos, pinturas o instrumentos, resulta cada vez más difícil encontrarlos en Internet.

2. La demolición de iglesias y cruces, que se sigue realizando sin cesar después de la firma del acuerdo, es algo que la gran mayoría de católicos en China experimenta y siente profundamente.

3. Está prohibido que los adolescentes entren a una iglesia y tampoco pueden estudiar catecismo; en algunos lugares incluso han emitido órdenes de que no se haga ninguna mención del cristianismo en las escuelas y lugares de trabajo.

4. La actividad misionera normal no solo está severamente restringida, sino que se ve obstaculizada en todo momento y en todo lugar, calificándola como actividad ilegal; incluso amenazan con cerrar lugares de culto por falta de seguridad.

Estos son los sentimientos profundos y las experiencias de la Iglesia china desde que se firmó el acuerdo sino-vaticano.

Ustedes, los extranjeros que se consideran expertos en la Iglesia china, que no han vivido realmente en China y en la Iglesia en China, y están muy entusiasmados en el exterior, no representan a la Iglesia china ni a la amplia mayoría de sus miembros. Porque los católicos chinos sentimos y vemos de una manera totalmente diferente. Durante más de cuarenta años ustedes han abogado por el “diálogo”, aunque nosotros no vemos ningún progreso con el diálogo. Pero sí vemos la situación que hoy vive Hong Kong.

Naturalmente, podemos comprender su actitud, así como comprendemos a algunos obispos y sacerdotes locales que celebran con ustedes, porque más allá de las relaciones entre China y el Vaticano, lo único que pueden hacer es celebrar. Pero con sus gritos de entusiasmo sólo pueden hablar por ustedes mismos.

Por supuesto, no hay ningún católico en China que no espere una mejoría en las relaciones sino-vaticanas tan pronto como sea posible, y a menudo oramos por ello. También apoyamos absolutamente el espíritu de apertura y diálogo del Concilio Vaticano II. Pero si el precio de mejorar las relaciones sino-vaticanas es el sacrificio de la comunidad eclesial y de los cristianos (obispos, sacerdotes y laicos), entonces esto es solo una cuestión política, sin ninguna relevancia para los católicos chinos.

Con motivo del vencimiento del acuerdo entre China y el Vaticano sobre el nombramiento de obispos y su probable renovación, AsiaNews pone a disposición el dossier "El Acuerdo China-Vaticano dos años después", con artículos y testimonios exclusivos.