Sor Beena: El dolor, los médicos infectados de Covid y el descubrimiento de Dios (II)
de Sr. Dr Beena Madhavath, UMI

La lucha contra el virus, las presiones de los familiares y de los medios y la situación de segregación que atraviesa el personal médico. En esta segunda parte, continúa la peregrinación de la religiosa y médica en medio del flagelo creado por el Covid-19.  Sor Beena Madhavath pertenece a la congregación de las Ursulinas de María Inmaculada. 

 


Bombay (AsiaNews) – Atender a los enfermos de Covid-19 en el Holy Family Hospital de Bombay es fuente de alegría (ver primera parte, publicada ayer), pero también provoca dolor, sobre todo cuando los médicos y enfermeros contraen el virus y el miedo se propaga en las familias y entre todos los miembros del personal médico. Solo se puede afrontar una situación tan difícil gracias a la oración y al sostén de los amigos y de la comunidad cristiana. La segunda parte del testimonio de Sor Beena Madhavath, de la congregación de las Ursulinas de María Inmaculada.

 

Experiencias dolorosas

Tras haber compartido la cara alegre de esta situación, permítanme ahora compartir los aspectos difíciles que el personal sanitario y los hospitales debemos afrontar.

Ante todo, llevar un traje protector y trabajar en una unidad de aislamiento es una experiencia única. Una vez que te colocas el traje, la máscara, las antiparras y los guantes, ya no puedes comer, beber, ni usar el baño hasta que termine el turno, es decir, por seis horas o incluso más. 

La sensación de ahogo: para la gran mayoría de nosotros, llevar un traje protector PPE, las máscaras N95, antiparras y visera nos provoca una sensación de ahogo. Muchas veces las antiparras se empañan y esto no permite ver con claridad. Una vez que estamos vestidos, tenemos que hablar en voz alta para que nos escuchen. Esto cansa hasta el agotamiento, cuando debes hablar con los pacientes o con otros miembros de tu equipo. 

Además, hay que brindar un montón de información por teléfono, porque los familiares de los pacientes no pueden ingresar a la unidad de aislamiento. A esto se suma el tiempo: en Bombay es tan caluroso y húmedo, que después de vestirte, en pocos minutos te ves empapada de sudor. Esto hace que moverse sea duro y cansador. Con todas estas dificultades, no es de extrañar que los “guerreros del frente” del Covid-19 se sientan extenuados y estresados. 

La ansiedad por el personal médico y sus familiares: Hay mucha ansiedad entre los familiares de nuestro personal médico, que trabajan en lugares muy alejados de sus casas. Desde que el número de infectados por Covid comenzó a crecer, muchos canales de televisión han reportado noticias horribles de Bombay. Hay numerosos enfermeros nuestros que son del sur de la India y sus padres los empujaron a renunciar a su trabajo. Para nosotros, esto ha sido una carga adicional. Junto a otros miembros de la organización, hemos tenido que pasar mucho tiempo escuchando, aportando tranquilidad y motivando al personal. Algunos han tenido que ausentarse a una compromiso importante o a alguna celebración familiar. Varias de nuestras enfermeras tuvieron que aplazar la fecha de su boda. Me pregunto si alguien se acordará de sus sacrificios y de su servicio desinteresado, en la atención de los enfermos y de las personas que sufren. 

Personal médico infectado: hace aproximadamente un mes, un médico y tres enfermeros de mi equipo comenzaron a mostrar síntomas de Covid; dieron positivo al test y fueron admitidos en la unidad de aislamiento. Cuando supe que estaban enfermos fue un shock para mí. Me sentía ansiosa y angustiada. Por un lado, estaba preocupada por su salud; por otro, tenía miedo de enfermarme yo también. Y además, estaba estresada, porque el personal del área de Covid afrontaba una seria carencia de recursos humanos. 

Presiones de activistas y medios: Bombay cuenta con médicos y centros de salud que figuran entre los mejores del país. Como es natural, en algunos períodos hay dificultades. Tuvimos que rechazar pacientes por falta de camas. Esto fue una desgracia, porque recibimos presiones de los medios y de activistas que querían que aceptásemos enfermos de Covid-19 aunque no tuviéramos camas disponibles. Todo esto no solo fue estresante. La desinformación, las verdades a medias y manipuladas, que se difunden en los periódicos y en las redes sociales, tuvieron un efecto negativo que desmotivó a nuestro personal, que estaba completamente dedicado e incluso se excedía en sus tareas. Es realmente triste que los doctores y el personal médico, que están luchando en primera línea contra la pandemia, reciban el maltrato de las amenazas de activistas y de parientes agitadores.

 

En medio de la crisis, sentir que está Dios 

La crisis global del Covid-19 ha provocado mucha ansiedad, sufrimiento e incertidumbre, pero para nosotros también ha sido un tiempo de intensa oración. Muchas religiosas de mi comunidad han ofrecido oraciones especiales por nosotros. Su oración y su sostén nos han ayudado a juntar ánimo, a tener la sabiduría y las fuerzas en aquellos días de prueba.  

Sentí la providencia y la protección de Dios de un modo tangible, a medida que recibíamos el apoyo espiritual y material de muchos amigos y benefactores. Su generosidad y benevolencia han ayudado a nuestro hospital a seguir adelante cuando estábamos sufriendo una crisis financiera. 

Sentimos la presencia poderosa del Sanador divino y su toque milagroso en nosotros, pero también fue sentida especialmente por nuestros pacientes, que volvían a la vida sanos y  plenos. 

En medio de todos estos desafíos, estamos decididos a combatir esta pandemia mortal. El coraje excepcional, el compromiso heroico, el esfuerzo incansable y el servicio brindado por el personal médico para combatir el Covid-19, merecen ser elogiados.

Espero, y ruego para que pronto podamos ver la luz al fondo de este túnel. María, madre de los afligidos, sigue rezando por nosotros, para que podamos sentirnos protegidos, consolados y guiados en este difícil viaje.