Se sofoca a Hong Kong para matar las reformas en China
de Bernardo Cervellera

Después del comienzo de  la ley sobre la seguridad nacional, en Hong Kong mucha parte de la población está triste, en las redes sociales del continente se festeja. La “guerra” entre China y EEUU, sin contemplar los derechos de la población del territorio. Con la ley se bloquea  la función catalizadora de Hong Kong hacia China. Los deseos de reformas políticas y sociales frenados por Xi Jinping. Dudas sobre el “modelo China”: ¿es posible la libertad de comercio sin libertades civiles?

 


Roma (AsiaNews) - La ley  sobre la seguridad para Hong Kong, aprobada ayer en la Assemblea nacional del pueblo en Beijing, está generando efectos muy diferentes.

En Hong Kong donde por años se luchó para alejarla y hasta el último momento se temió por su imposición dictatorial, la gente fue invadida por la tristeza. Un parlamentario democrático dijo que desde ahora en adelante en Hong Kong, “faltará el aire”, dado que China está tratando de “sofocar” la libertad de la población del territorio.

En cambio en Beijing y en otras partes de China se festeja. Sobre todo en las redes sociales hay un aire de victoria por la sumisión de aquellos jóvenes que desde hace casi un año, en nombre de la democracia (“un valor para nada chino”), han estado perturbando el orden público con sus vandalismos y “acciones de terror”. Según la versión oficial, de hecho, no existen las manifestaciones pacíficas de millones de personas que exigen respuestas del gobierno. En los medios estatales se ven sólo aquellas pocas decenas de manifestantes radicales que lanzan piedras, lanzan cócteles molotov, rompen puertas y carteles: ellos son justamente los “terroristas” que la nueva ley reducirá al silencio.

El entusiasmo expresado por los chinos del continente es el mismo de los tiempos de la entrega en 1997, cuando se celebró el retorno de Hong Kong a la madre patria. Entonces el motivo era claro: finalmente se lavaba la vergüenza de los Tratados desiguales, que China estuvo obligada a firmar bajo la presión de las cañoneras occidentales. Pero, esta vez la ley es ante todo contra la misma población de Hong Kong, a otros chinos a los cuales les tocó el destino de vivir en una sociedad liberal. 

Por el contrario, el otro pilar de información sobre Hong Kong es que todas las manifestaciones, incluso las de dos millones de personas, son organizadas por la "mano negra" de los Estados Unidos. Y así la ley que bloquea las libertades del pueblo de Hong Kong es vista como una victoria sobre el "poder occidental" de los Estados Unidos, el enemigo de China. Con énfasis supernacionalista, pocas horas antes de la votación de la ley, la revista "People's Daily", el "Global Times", dijo: "No importa cuánto los EE.UU. trate de presionar a China jugando la carta de Hong Kong; Washington sería demasiado ingenuo si pensara que puede mover la voluntad colectiva del gobierno chino".

 Y en un editorial de ayer por la mañana, el mismo periódico enumeró todo el poder militar de Pekín (misiles intercontinentales, bomba nuclear, satélites artificiales, ...) como un orgulloso desafío a la otra superpotencia..

Hay un problema: que ni el entusiasmo nacionalista, ni la acusación a las “potencias extranjeras” da razón a la cuestión Hong Kong, que es un problema que debería involucrar ante todo a la población del territorio. Ya los británicos jamás escucharon - o escucharon muy poco- sus deseos. Ahora Beijing está sobre los pasos de aquella potencia colonial, haciendo y deshaciendo el tejido social de Hong Kong como quiere. Por supuesto, desde un punto de vista económico se puede enumerar la ayuda de Gran Bretaña, la ayuda de Occidente, la ayuda de China, pero la vida en Hong Kong es el resultado de la diligencia, la inventiva, la tenacidad, la imaginación de la gente de Hong Kong. Y no escucharla corre el riesgo no sólo de mortificar su creatividad, sino también de matarla. 

De hecho, el otro problema que se pone ahora es este: bajo el pleno dominio de Beijing, llena de espías, controlada por ejército y policía, ¿podrá Hong Kong permanecer fructífera desde el punto de vista económico?

Si bien no con la fuerza de un tiempo, Hong Kong sigue siendo todavía un punto de referencia de la finanza y del comercio con China. Al menos el 60% de las inversiones extranjeras en el continente pasa por el territorio con administración especial. ¿Qué sucederá si Hong Kong se convierte en una ciudad cualquiera de China popular? A juzgar por el discurso que el Premier Li Keqian hizo ayer anunciando la nueva ley, parece que él también esté preocupado por esto. De hecho, él continuó subrayando que con la nueva ley para el negocio no cambia nada, sino más bien habrá “estabilidad y prosperidad” como nunca hubo; que el “alto grado de autonomía” será mantenido y que todavía es válido el principio “un país, dos sistemas”.

¿Puede haber libertad económica sin libertades civiles? Muchos mirando a China dicen que sí: el “modelo chino”, con control social y una economía centralizada, produjo la riqueza actual de China. Pero también es verdad que en la sociedad china se presiona para que a la (poca) libertad económica corresponda una igualmente espaciosa libertad civil. Los pedidos de reforma del Partido y de reformas políticas en la sociedad se multiplican, aunque Xi Jinping hizo de todo para sofocarlas. Y quizás es por esto  que se quiere hacer “faltar el aire” a Hong Kong: para que su respiración no aliente también a la sociedad civil del continente.

El punto es que en el mundo hay muchos países y trust económicos que tienen delante de los ojos la crisis del capitalismo liberal y por esto sueñan un modelo autoritario como el de China para salvar su poder y el negocio. Pero sólo posponen hasta mañana la pregunta crucial: ¿es posible la libertad económica sin libertades civiles? ¿Sin dignidad para el hombre y la familia? ¿Sin libertad para crear, para hablar, para inventar e incluso para rezar? Creemos que no.