Papa: Los mandamientos, el Espíritu Santo y el recuerdo de Juan Pablo II

El Regina Caeli de Papa Francisco, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico. Mañana a las 7, habrá una misa en San Pedro, en el altar donde se conservan los restos del Papa Wojtyla, que será transmitida en todo el mundo.  Saludo a los niños que han tenido que aplazar su Primera Comunión, a causa de la pandemia. La Semana de Laudato sì.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El Espíritu Santo, que “nos ayuda a ser personas libres, personas que quieren y saben amar” y el recuerdo del Papa Juan Pablo II, en el centésimo aniversario de su nacimiento, fueron los temas destacados del discurso que Papa Francisco pronunció hoy desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, con ocasión del rezo del Regina Caeli. 

Poco antes, a media mañana, el Papa había celebrado la misa, deteniéndose en el evangelio de hoy (Juan 14, 15-21). Al tomar la palabra antes del Regina Caeli, él subrayó que ese evangelio “presenta dos mensajes fundamentales: la observancia de los mandamientos y la promesa del Espíritu Santo”. 

“Jesús – prosiguió - nos pide amarlo, pero explica: este amor no se agota en un deseo de Él, o en un sentimiento; no, requiere la disponibilidad para seguir su camino, es decir, la voluntad del Padre. Y ésta se sintetiza en el mandamiento del amor recíproco, que dio Jesús mismo. Él nos ama sin pedirnos nada a cambio, y quiere que este amor gratuito suyo se vuelva la forma concreta de la vida entre nosotros: esta es su voluntad”.  

“Para ayudar a los discípulos a marchar por este camino – agregó -, Jesús promete que rogará al Padre para que envíe «otro Paráclito» (v. 16), es decir, un Consoldador, un Defensor que tome su lugar y les conceda la inteligencia para escuchar y el coraje para observar sus palabras. Este es el Espíritu Santo, que es el Don del amor de Dios que desciende al corazón del cristiano”.  

“Los mandamientos  – dijo, al concluir - no se nos dan como una suerte de espejo, en el cual ver reflejadas nuestras miserias e incoherencias. No; la Palabra de Dios se nos da como Palabra de vida, que transforma, renueva, que no juzga para condenar, sino que cura y tiene como finalidad el perdón. Una Palabra que es luz para nuestros pasos. ¡Y todo esto es obra del Espíritu Santo! Él es el Don de Dios, es Dios mismo, que nos ayuda a ser personas libres, personas que quieren y saben amar, personas que han comprendido que la vida es una misión para anunciar las maravillas que el Señor hace en quien se confía a Él”. 

Inmediatamente después de la oración mariana, Francisco quiso recordar “con mucho afecto y gran reconocimiento” los 100 años del nacimiento de Juan Pablo II, en Wadowice (Polonia). “Mañana a las 7 de la mañana celebraré la Santa Misa - que será transmitida en todo el mundo - en el altar donde descansan sus restos mortales. Desde el Cielo, él continúa intercediendo por el Pueblo de Dios y por la paz en el mundo”. 

El pontífice también elogió la reapertura de las iglesias en varios países, entre ellos Italia, donde se retomarán las misas con la presencia del pueblo. Exhortó a seguir siempre las indicaciones de las autoridades, para salvaguardar la salud de la población. El Papa también saludó con especial énfasis a los niños que, a causa de la pandemia, han tenido que aplazar su Primera Comunión, que normalmente es en mayo. “Queridísimos – dijo - los invito a vivir este tiempo de espera como una oportunidad para prepararse mejor: rezando, leyendo el libro de catecismo para profundizar en el conocimiento de Jesús, creciendo en la bondad y en el servicio a los demás. ¡Buen camino!”.

Por último, recordó que del 16 al 24 de mayo se celebra la “Semana de Laudato sì”, para instar a todos, creyentes y no creyentes, a reflexionar, “por un futuro más justo y sostenible”.