Papa: oremos por la unidad de Europa, para que todos podamos ir juntos adelante como hermanos

“También nosotros debemos ser simples, concretos: la concreción te lleva a la humildad, porque la humildad es concreta. "Todos somos pecadores" es algo abstracto. No: "Yo soy un pecador por esto, por esto y por esto", y esto me lleva a la vergüenza de mirar a Jesús: "Perdóname". La verdadera actitud del pecador”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Recemos por Europa. Es la exhortación con la cual el Papa Francisco introdujo la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, en el día en el cual la Iglesia celebra a santa Catalina d Siena, patrona de Italia y de Europa.” Hoy -dijo- es Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, Patrona de Europa. Recemos por Europa, por la unidad de Europa, por la unidad de la Unión Europea: para que todos juntos podamos seguir adelante como hermanos”.

En su homilía, el Papa comentó la Primera Carta de San Juan (1 Jn 1, 5-2, 2) y el Evangelio de hoy (Mt 11, 25-30) habló de la verdad que es concreta, mientras las mentiras son etéreas, por esto es necesario confesar lo pecados no en modo abstracto, sino en modo concreto, como lo hacen los niños.

“En la Primera Carta del Apóstol San Juan hay muchos contrastes: entre luz y tinieblas, entre mentira y verdad, entre  pecado e inocencia. Pero el apóstol siempre llama a la concreción, a la verdad, y nos dice que no podemos estar en comunión con Jesús y caminar en las tinieblas, porque Él es la luz. O una cosa u otra: el gris es aún peor, porque el gris te hace creer que estás caminando en la luz, porque no estás en la oscuridad y esto te tranquiliza. El gris es muy traicionero. O una cosa u otra”.

“El apóstol continúa diciendo: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros". Y aquí hay una cosa que puede engañarnos: decir "todos somos pecadores", como quien dice "buenos días", "feliz jornada", una cosa habitual, incluso una cosa social, y así no tenemos una verdadera conciencia del pecado. No: soy un pecador por esto, esto, esto. La concreción”. 

“Jesús -prosiguió-  dice en el Evangelio: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños". La concreción de los pequeños.  Es hermoso escuchar a los pequeños cuando vienen a confesarse: no dicen cosas extrañas, en el aire; dicen cosas concretas, y a veces demasiado concretas porque tienen esa simplicidad que Dios da a los pequeños”. 

“También nosotros debemos ser simples, concretos: la concreción te lleva a la humildad, porque la humildad es concreta. "Todos somos pecadores" es algo abstracto. No: "Yo soy un pecador por esto, por esto y por esto", y esto me lleva a la vergüenza de mirar a Jesús: "Perdóname". La verdadera actitud del pecador”.

“Nosotros también, con el Señor, la libertad de decir las cosas como son: "Señor, yo estoy en pecado: ayúdame". Como Pedro después de la primera pesca milagrosa: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador. Tener esta sabiduría de la concreción. Porque el diablo quiere que vivamos en la tibieza, tibios, en el gris: ni bueno ni malo, ni blanco ni negro: gris. Una vida que no complace al Señor. Al Señor no le gustan los tibios. Concreción. No para ser mentirosos. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos: nos perdona cuando somos concretos. La vida espiritual es tan simple, tan sencilla; pero nosotros la complicamos con estos matices, y al final nunca llegamos…”.

“Pidamos al Señor- concluyó- la gracia de la sencillez y que nos dé esta gracia que da a la gente sencilla, a los niños, a los jóvenes que dicen lo que sienten, que no ocultan lo que sienten. Incluso si es algo equivocado, pero lo dicen. También con Él, decir las cosas: transparencia. Y no vivir una vida que no es ni una cosa ni la otra. La gracia de la libertad para decir estas cosas y también la gracia de conocer bien quiénes somos ante Dios”.