Vuelve la revuelta: esta vez, por la pulseada entre el primer ministro y el presidente del Banco Central
de Pierre Balanian

Ayer, en Trípoli, un enfrentamiento entre manifestantes y el ejército culminó con un muerto y 39 heridos, entre ellos, 4 soldados. Los agitadores de la protesta podrían ser mercenarios. En tanto, los partidos de la oposición - el Futuro del ex premier Saad Hariri, el Partido socialista progresista de Walid Jumblat, las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea – atacan al gobierno de Hassan Diab. Riad Salameh, definido como un “protector de los corruptos”.


Beirut (AsiaNews) - Carcasas reducidas a cenizas, dos vehículos del ejército incendiados, vidrieras saqueadas, sedes de banco en llamas, vidrios y manchas de sangre en el suelo: así lucía la ciudad de Trípoli esta mañana, luego de los enfrentamientos entre el ejército y los manifestantes. A pesar de que rige la emergencia por el Covid-19, los manifestantes que protestan por la crisis económica volvieron a tomar las calles de Trípoli y de otras ciudades. Se registraron acciones similares en la Sidón sunita, en algunas calles de Beirut, y en la zona sunita de Bekaa. En Trípoli, el saldo de los incidentes es de un muerto y 39 heridos, y entre éstos, 4 soldados. Los manifestantes recurrieron a cócteles Molotov, y los militares - que acudieron al lugar para hacer respetar el distanciamiento social – usaron proyectiles de verdad, y no los de goma. 

Aprovechando la emergencia por el coronavirus, el nuevo gobierno había hecho desmantelar el centro de Beirut, donde se concentraban los acampes para protestar contra la corrupción. Pero lo cierto es que con la parálisis, la crisis que ya dominaba al país ahora se ha agudizado. El distanciamiento social ha causado la mayor miseria, con aumentos de hasta un 100% en los precios, y con un dólar que se ha disparado, rozando las 4200 libras libanesas en el mercado negro (antes de las revueltas de octubre del 2019, el dólar se compraba a 1500). Ayer, el gobierno hizo arrestar a 19 cambistas del mercado negro acusados de especulación. Pero el sector se rebela, porque defiende el libre mercado. 

Entre los grupos de manifestantes de ayer no se veían caras de todas las edades y religiones, sino solo jóvenes, lo cual despierta sospechas de que podrían estar haciendo este trabajo como mercenarios. Además, ¿por qué salir a las calles ahora, cuando hay riesgo de contagiarse? 

Mientras tanto, los partidos de la oposición – el Futuro del ex premier Saad Hariri, el Partido socialista progresista de Walid Jumblat, las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea – atacan al gobierno de tecnócratas de Hassan Diab y salen en defensa del sistema bancario libanés, o para ser más precisos, del presidente del Banco Central libanés, Riad Salameh. 

Para varios analistas, el gobierno de Diab, pese a no tener mucha experiencia, ha demostrado eficacia en la lucha contra el Covid-19 y apuesta a “mantener estable la moneda libanesa”, y a “salvar la estabilidad financiera y económica del país”. En cambio, el director Salameh parece tener otras intenciones: es un funcionario elegido oportunamente por Washington, que continúa encubriendo con el silencio a personalidades y partidos que empobrecieron al país en el pasado.

Los analistas destacan que las manifestaciones de Trípoli se iniciaron coincidiendo con el retorno del ex premier Hariri, después de una viaje a París.

A partir de las 11 horas de hoy, el Consejo de Ministros sesionará para debatir una ley contra la corrupción y para hacer que regresen al país los capitales sustraídos por personalidades corruptas y llevados al exterior.  

El ejército ha anunciado que “no se tolerará ningún episodio de perturbación del orden público y la seguridad, y que responderá con las debidas medidas”.