Papa: Señor, que yo pueda llorar contigo, que llore con tu pueblo que sufre en este momento

En la misa en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco rezó por los que lloran: “gente aislada, gente en cuarentena; los ancianos solos; la gente internada y las personas en terapia; los padres que como no tienden su sueldo, no logran dar de comer a los hijos”. Pedir “la gracia de llorar”, como “Jesús, que no se avergonzó de llorar”. 

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “Señor, que yo pueda llorar contigo, que llore con tu pueblo, que sufre en este momento”: es la “gracia” que Papa Francisco ha recomendado pedir, para que nuestro corazón se parezca “al de Jesús”, que lloró por su amigo Lázaro, y sentía “compasión” por la gente que lo seguía. 

Francisco celebró en Santa Marta la misa – que también hoy fue difundida vía streaming y sin el pueblo presente, a causa de la pandemia – y definió este domingo como el “domingo del llanto”. 

En efecto, en el Evangelio de hoy  (5to domingo de Cuaresma, ciclo A, Juan 11, 1-45), se narra la resurrección de Lázaro, y se dice que delante del sepulcro de su amigo “Jesús comenzó a llorar”. “Jesús, Dios, pero también hombre, llora”. 

Al comenzar el rito, el Papa recordó a todos aquellos que lloran y están afligidos por lo que sucede a causa del coronavirus: “Pienso en tanta gente que llora: la gente aislada; la gente en cuarentena; los ancianos solos; la gente internada y las personas en terapia; los padres que al no tener el salario, no logran dar de comer a sus hijos. Es tanta la gente que llora. Nosotros también, desde nuestro corazón, los acompañamos. Y no nos hará mal llorar un poco, con el llanto del Señor por todo su pueblo”. 

“Jesús  – explicó en la homilía - no puede ver a la gente, y no sentir compasión. Sus ojos están unidos a su corazón; Jesús ve con los ojos, pero ve con el corazón y es capaz de llorar”. 

“Hoy, frente a un mundo que sufre tanto, frente a tanta gente que sufre las consecuencias de esta pandemia, yo me pregunto: ¿soy capaz de llorar, como seguramente lo hubiera hecho Jesús, y como Jesús hace ahora? Mi corazón, ¿se parece al de Jesús? Y si éste corazón mío es demasiado duro, (e incluso si) soy capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero el corazón no participa en ello, y entonces no soy capaz de llorar, hay que pedir esta gracia al Señor:  Señor, que yo llore contigo, que llore con tu pueblo que sufre en este momento. Son muchos los que están llorando hoy. Y nosotros, desde este altar, desde este sacrificio de Jesús, de Jesús, que no se avergonzó de llorar, pidamos la gracia de llorar. Que para todos nosotros, hoy sea como un domingo del llanto”.

La celebración se concluyó – como todas las mañanas – con la adoración y la bendición eucarística.