Peregrinos a la Meca bajo control de Estado y a riesgo de corrupciĆ³n

Es necesario pasar a través de numerosas oficinas para obtener el permiso. Prohibición para las personas menores de 45 años. Documentos de buena salud y sobre las actividades caritativas obtenidas con coimas. Una peregrinación con compañías estatales cuesta 960 euros. Co compañía privadas cuesta la mitad. Quizás el motivo de los controles es para frenar el integralismo islámico.

 


Tashkent (AsiaNews/Forum 18) – El Estado uzbeko impone un gran número de controles sobre los peregrinos islámicos que quieren ir a la Meca. Entre éstos hay límites de edad; la obligación de “acciones caritativas”; el uso de compañía aprobadas por el Estado.

Ante todo existe un capilar control sobre las personas que desean ir al haj, uno de los 5 pilares del islam, que el devoto musulmán debería realizar al menos una vez en la vida. 

El control es realizado por el Comité del Haj, por la Comisión Haj, por el Consejo del Haj. En todos estos está involucrada la policía secreta, la Oficina del Muftí de la república, la Oficina de Asuntos religiosos. 

Dado que el trámite de un oficio al otro es extenuante y se arriesga que no se lo concedan, a menudo los fieles recurren a las coimas para untar a la burocracia.

Es probable que el motivo del control sea también para frenar el integralismo islámico, ya presente en el país y aquel que deriva de la enseñanza wahabita que se recibe en la Meca. Esto explica porque Uzbekistán, permita sólo a pocos miles de personas por año realizar al Haj. Arabia Saudita impone límites a la presencia de peregrinos, en razón de 1.000 peregrinos por cada millón de habitantes musulmanes. Con una población de 32 millones, de los cuales al menos el 90% es musulmán, Uzbekistán tendría derecho a enviar cada año a 28 mil peregrinos. En vez el año pasado envió sólo 7200. En los años precedentes alrededor de 5 mil. Los devotos, con tal de entrar en las restrictas listas anuales, están dispuestos hasta a pagar coimas.

El Estado pone también un límite a los que tienen derecho: 45 años o más, si bien en la fe islámica no hay límites de edad para realizar la peregrinación.

Otro capítulo ambiguo es la serie de documentos que aquellos que fueron elegidos deben presentar en las oficinas administrativas. Entre estos hay también documentos que prueban el compromiso caritativo del fiel, que debe ser emitido por el mulá del barrio. En tal caso el mulá pide donaciones para la mezquita, o reparaciones del sistema eléctrico, o de la calle, o coimas. Todas estas donaciones son hechas en dinero y no se puede verificar el modo en el cual este dinero viene usado.

Al mismo modo, al menos el 20% o más de los certificados médicos necesarios de buena salud se obtienen pagando a algún doctor complaciente.

En concreto, las peregrinaciones pueden ser realizadas sólo a través de organizaciones de viaje permitidos por el gobierno o el Muftí. Quien se arriesga ir a la Meca por otros medios, arriesga ser arrestado a su retorno.

En las compañías estatales, el precio de la peregrinación está alrededor de los 10 millones de Soms (unos 960 euros), par a cinco veces el salario anual medio, que es de 2 millones de Soms. Muchas compañías privadas estarían dispuestas a garantizar el haj a mitad del precio estatal.

En 2019, la peregrinación a la Meca se desarrolló del 9 de agosto hasta el 14.