El Patriarca maronita se opone a la ‘líneas rojas’ de Hezbollah: somos un país democrático
de Fady Noun

El purpurado subrayó la “dimensión ética” de la crisis y advirtió sobre el peligro de una deriva totalitaria. Las autoridades deben escuchar las “manifestaciones pacíficas y civilizadas”. Ayer, miles de personas formaron una cadena humana desde Trípoli hasta Tiro. La autopista se convirtió en un inmenso aparcamiento. El cardenal, a los manifestantes: ustedes no son los dueños de las calles.


Beirut (AsiaNews/LOJ) - Miles de libaneses formaron ayer una cadena humana -que se vio interrumpida en los sectores con población mayoritaria chií - de 170 km de largo, desde Trípoli hasta Tiro, pasando por la capital, Beirut, que cruzó las autopistas y calles de la costa del país. Una demostración pacífica de solidaridad con las protestas contra el gobierno estalladas el 17 de octubre pasado y que ya llegan al undécimo día, sin visos de disminuir.  Esta nueva iniciativa muestra la “determinación” de una población que reclama con creciente fuerza reformas económicas y una lucha verdadera contra la corrupción. 

A la cadena humana se sumó otra iniciativa, que tuvo por protagonistas a cientos de automovilistas que anoche cortaron con sus vehículos la autopista Antelias - Jal el-Dib, en el distrito de Metn, transformando la arteria en un inmenso aparcamiento. El patriarca maronita intervino una vez más para referirse a las protestas, y renovó la invitación a “escuchar las reivindicaciones del pueblo”, a la vez que atacó a cuantos pretenden “imponer su visión” [léase Hezbollah]. 

El patriarca maronita, Card. Beshara Raï, volvió a referirse ayer, con su fuerza habitual, a las causas que han detonado las protestas estalladas el 17 de octubre pasado, y explicó cuáles son - a su modo de ver - las opciones para salir dignamente de esta crisis. El purpurado tomó la palabra frente a los diputados y manifestantes de la CPL (la Corriente Patriótica Libre, de extracción cristiana) que acudieron en gran número a la misa dominical en Bkerké y a escuchar su homilía. Tal como el Papa Francisco expresara durante el rezo del Ángelus, el patriarca maronita resaltó la dimensión ética de la crisis que atraviesa el país. Y alzando el tono de su discurso, puso en guardia sobre el riesgo de una deriva totalitaria, que amenaza la democracia libanesa. 

En más de una ocasión, durante la homilía, el patriarca exhortó a las autoridades a “escuchar las reivindicaciones del pueblo”, a no “despreciar ni ignorar las manifestaciones pacíficas y civilizadas” y a no “menospreciar ni arrojar sobre ellas un manto de traición”. 

El líder de la Iglesia maronita describió las manifestaciones como “una revolución reformadora positiva” y habló de un “Estado de la ciudadanía inclusivo y de la diversidad”, utilizando para ello un concepto desarrollado por la Fundación Adyan, que está comenzando a difundirse. 

Estamos en una democracia, recordó, en franca alusión a las “líneas rojas” trazadas por el líder de Hezbollah, frente a las protestas que sacuden a toda la nación. “Somos un país democrático, no una dictadura -subrayó -, [un país] pluralista y no totalitario; nacional, y no sectario. Nadie tiene derecho a condensar la voz del pueblo en su persona, ni a imponer su propia visión de las cosas y su voluntad”. 

Solo caras nuevas

El patriarca Raï invocó la formación de un gobierno “compuesto enteramente por caras nuevas, moderado y neutral, cuya composición se establezca con antelación, de modo de evitar cualquier peligro de un vacío gubernamental cuando llegue el momento de la renuncia del actual Ejecutivo. Al nuevo gobierno competerá la tarea de poner en acto el programa de reformas anunciado por Saad Hariri el 21 de octubre y aprobado por el mismo Ejecutivo y por el jefe de Estado. Los manifestantes, aseguró “aceptan” este programa de reformas. Convencido de que la formación del gobierno “alejará el fantasma del colapso económico y financiero”, el patriarca insistió sobre la convergencia entre los reclamos de reformas de la revuelta popular y aquellas del jefe de Estado”.  

Dimensión ética

A medida que avanzaba, el Card. Beshara Raï insistió sobre la “dimensión espiritual, ética y cultural” de las reivindicaciones de la revuelta popular. A los reclamos materiales, agregó, se acoplan aquellos que tocan cuestiones de justicia social. Al mismo tiempo, se refirió a la “dignidad y los derechos esenciales” de la población, así como a las fallas en la gobernanza, que tienen un nombre muy preciso: “Negligencia, exclusión, despotismo, opresión y desprecio”. 

A los manifestantes, el patriarca les recomendó “facilitar el desplazamiento de la población” y no “comportarse como si fuesen los dueños de las calles, ya que son propiedad pública”. Sin embargo, él advirtió que si la clase dirigente ignora el movimiento de revueltas, éste corre el “riesgo volverse aún más grande [...] y de ser instrumentalizado por agentes subversivos. 

En conclusión, el patriarca maronita invitó a todos los manifestantes que lo deseen, a rezar con él todos los días el Rosario, a las 17:30 horas, como una suerte de vía triunfal para salir de la crisis, y para “salvar al Líbano del invierno de una primavera árabe destructora”.