Los ataques israelíes contra objetivos iraníes alimentan las tensiones en el Oriente Medio

Los bombardeos y ataques con drones en Siria, Líbano e incluso en Irak, confirman cuán grande es el “margen de maniobra” otorgado a Israel. Una escalada que termina alimentando la violencia, con el silencio de la comunidad internacional. La ambigüedad de las políticas americanas en la región. La guerra no es algo de carácter posible o inminente, sino un hecho actual.

 


Bagdad (AsiaNews) - Los ataques de los servicios de inteligencia israelíes perpetrados contra objetivos iraníes en territorio del Líbano, en Siria y -recientemente- en Irak, arriesgan abrir un nuevo frente de choque en Oriente Medio y muestran la ambigüedad de la política estadounidense en la región. El nivel de tensión creció considerablemente tras varios bombardeos realizados entre fines de julio y mediados de agosto en Irak, y luego del pasado fin de semana, con la caída de drones israelíes en un barrio en el conurbano sur de Beirut, controlado por las milicias chiítas de Hezbollah, cercanas a Teherán.

Analistas y expertos afirman que los ataques de Israel en Irak se hicieron con el visto bueno de los Estados Unidos. “Las operaciones en Siria son posibles gracias a la aquiescencia rusa y las operaciones en Irak se hacen con el consentimiento estadounidense”, mientras la soga se ciñe más y más al cuello de Irán”, subraya, en diálogo con L’Orient-Le Jour (LOJ) , el especialista en Oriente Medio Joseph Bahout. 

El presidente y el Primer Ministro iraquí se refirieron a los bombardeos como “atentados contra la soberanía” nacional. En Bagdad, una parte del Parlamento se re-lanzó a la batalla para lograr la retirada de las tropas estadounidenses del territorio. Si bien para Siria y el Líbano salta a la vista que hay un visto bueno de Washington detrás de los ataques israelíes, la situación en Irak parece ser más complicada, por la presencia de 5.000 soldados estadounidenses y por las tensiones políticas que pueden generar. 

Aaron David Miller, un estudioso estadounidense, subraya cuán autónomamente se mueve Israel, “en las cuestiones más importantes” que competen a la “seguridad interna” a pesar de la opinión común de que hay una guía americana detrás de su accionar. Los recientes ataques en Irak y en el Líbano, contra objetivos iraníes, incrementan el riesgo de un conflicto devastador en la región. 

En este contexto explosivo, para Miller hay una señal de distensión entre Washington y Teherán en la visita sorpresiva al G7 de Biarritz realizada por el Ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, quien fue invitado por el presidente francés, Emmanuel Macron.  Si bien no hubo ningún encuentro entre la delegación estadounidense y la iraní, lo cierto es que esto constituye un primer paso “hacia un posible encuentro” entre Donald Trump y su homólogo iraní, Hassan Rouhani, “en una perspectiva de distensión entre las partes”, concluye Miller. 

Además de en Irak, la mira de Israel se centra sobre las posiciones de Hezbollah en el Líbano, objetivo de las incursiones más recientes. Si bien el premier Saad Hariri intervino, refiriéndose a las violaciones de la soberanía nacional, lo cierto es que su condena de Israel pareció más bien un acto marcado por el deber, en vista del lazo que une al líder de gobierno con los Estados Unidos y Arabia Saudita. Dos naciones que, junto con Israel, forman el eje anti-iraní en el Oriente Medio. 

Varios observadores resaltan que cada vez hay más señales que revelan el gran margen de maniobra que Israel tiene en la región, y que en el exterior halla como justificación la necesidad de defender el territorio y a los ciudadanos, de amenazas externas. Una política que ha sido reforzada bajo el mandato del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, y que se caracteriza por ataques con drones, bombardeos y construcción de muros (incluso en territorios neutros, como ha sucedido en la frontera con el Líbano), cuestiones controvertidas en el plano del derecho internacional. 

En este escenario, según observa el filósofo, cineasta y periodista de investigación Andre Vltchek “el pobre pueblo libanés no cuenta en absoluto; no existe. Y lo mismo vale para los palestinos, que viven y mueren, aplastados como sardinas en centros repugnantes y privados de todo derecho”. Israel, prosigue, justifica todas sus acciones con el derecho a la “defensa” y “el mundo no hace nada para detenerlo. Y la gente muere”. Occidente habla de una escalada de tensión, y para algunos la guerra es “posible” o “inminente”, pero la verdad es que el conflicto “está en todas partes: en Afganistán y en Siria, en Yemen y en Irak. Donde se mire, ¡incluso en el Líbano!”.