Rohingyá, 'fracasos sistemáticos' de la ONU en la gestión de la crisis

Lo denuncia un informe interno comisionado por el secretario general. El sistema Naciones Unidas fue “incapaz de trabajar en modo eficaz con Myanmar para prevenir abusos”. En los campos de refugiados birmanos hay cerca de 128 mil musulmanes Rohingyá y Kaman; 720 mil escaparon a Bangladés.

 


Rangún (Asianews)- El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, acepta conclusiones y recomendaciones contenidas en un informe interno, que evidencia “fracasos sistemáticos” por parte de la ONU en la gestión de la crisis humanitaria rohingyá. Comisionado por Guterres en febrero pasado y publicado hace 2 días., el documento analiza lo obrado por la organización en los años precedentes al éxodo de la minoría étnica de Myanmar. Este concluye que los errores cometidos impidieron la actuación de una estrategia unificada.

Autor de la investigación publicada hace 2 días es Gert Rosenthal, ex ministro guatemalteco de Exteriores, embajador en las Naciones Unidas y alto dirigente de la Comisión económica ONU para América latina y los Caribes (ECLAC). Rosenthal afirma que el sistema Naciones Unidas en su totalidad fue “incapaz de trabajar en modo eficaz con las autoridades de Myanmar, para invertir las tendencias negativas en las áreas de los derechos humanos y consolidar aquellas positivas en otros sectores”.

El informe del diplomático guatemalteco cubre un período 2010-2018. Este comprende la respuesta de la ONU a los abusos sufridos por los rohingyá en el Estado de Rakhine, por manos del Tatmadaw (ejército nacional) y de las fuerzas de seguridad a partir de agosto de 2017. El Consejo de las Naciones Unidas para los derechos humanos (UNHRC) describió la conducta de las tropas de Naipyidó como un “ejemplo de limpieza étnica de libro de texto”. El gobierno de Myanmar niega los abusos difundidos y sostiene que la campaña militar en centenares de pueblos del norte de Rakhine fue realizada como respuesta a los ataques de los rebeldes rohingyá.

En sus conclusiones y recomendaciones, Rosenthal escribe que la culpa por los graves abusos es sobre todo del gobierno. Pero si bien los “fracasos sistemáticos” de la ONU no son atribuibles a una sola persona o entidad, “es claro que haya una responsabilidad compartida por todas las partes involucradas”. Estas personas no están en grado de “acompañar el proceso político del ejecutivo con acciones constructivas y al mismo tiempo transmitir con mayor fuerza las preocupaciones ONU en mérito a las graves violaciones de los derechos humanos”.

Rosenthal releva además que el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas debería asumirse algunas responsabilidades “por no haber dado un apoyo suficiente el Secretariado, cuando tal apoyo era y continúa siendo esencial”. El autor del informe afirma que la lección clave es “promover un ambiente que aliente a las diversas entidades del sistema Naciones Unidas a trabajar juntas”, para reforzar una “más amplia estrategia de sistema”.

António Guterres, se declara "grato al señor Rosenthal por haber producido un informe franco, claro y útil”. Guterres acepta las recomendaciones y se compromete “a actuarlas de tal modo que se pueda mejorar las prestaciones del sistema Naciones Unidas. Este documento es precioso para el coordinador residente y el equipo ONU en Myanmar, así como en otros países en los cuales la ONU obra en condiciones igualmente difíciles”.

La crisi humanitaria que aflige a la minoría étnica rohingyá es una de las más graves en el mundo. El gobierno birmano gestiona diversos campos de refugiados, con una población total de cerca de 128 mil musulmanes rohingyá y kaman. Éstos viven en campos de evacuados internos (IDPS) desde 2012, cuando las violencias entre budistas de etnia Rakhine y musulmanes han causado la muerte de más de 200 personas y creado cerca de 140 mil evacuados, de mayoría rohingyá. A los residentes en los campos para IDPs se agregan más de 720 mil refugiados en Bangladés después de las campañas militares del Tatmadaw en 23016 y 2017.