Investigación y desarrollo: China y Rusia impulsan la Ruta de la Seda en el Ártico

Las capas de hielo polar continúan retirándose: la ruta del Mar del Norte constituye un punto estratégico, clave para Beijing. Previo a la segunda cumbre del BRI, Rusia anunció un audaz plan para el Continente ártico. La actividad de China se está manifestando recién ahora, pero en realidad su estrategia se inició hace muchos años.


Beijing (AsiaNews/Agencias) – Cooperación, investigación y desarrollo son los motores de una alianza estratégica entre China y Rusia en el continente Ártico, que apunta a conectar la ruta de Mar del Norte con la Ruta de la Seda china, a través del mar. Fue el anuncio del presidente ruso, Vladimir Putin, durante el segundo Fórum sobre la Belt and Road Initiative (BRI), que se desarrolló en Beijing en el pasado mes de abril. Las declaraciones de Putin tuvieron lugar cuatro años después de firmarse los protocolos de entendimiento entre la Unión Económica Euroasiática (UEE), liderada por Rusia, y la BRI china.  

Pocas semanas antes de la cumbre de Beijing, Rusia anunció un audaz plan para el desarrollo del Ártico, durante la conferencia “Arctic: Territory of Dialogue”, celebrada del 9 al 10 de abril. El proyecto se vincula a la “Gran cooperación Euroasiática”, no solo a través de la ampliación de rutas, ferrocarriles y al desarrollo de nuevas ciudades, sino también llevando la investigación científica y la civilización a un territorio que durante largo tiempo fue considerado inhóspito. En esta conferencia centrada sobre el Ártico, China y Rusia han firmado el primer acuerdo de cooperación científica, que ha instituido el “Centro de investigación ártica China-Rusia”, como parte de la Polar Silk Road (Ruta de la Seda Polar).

Si bien las actividades de China en el Ártico se están manifestando recién ahora, lo cierto es que su estrategia ártica comenzó hace varios años. China destinó al Ártico una primera expedición de investigación en 1999, seguida por la creación de la primera base de investigación ártica en las islas del archipiélago de las Svalbard, Noruega, en 2004. Tras años de esfuerzo, en el 2011 China obtuvo un puesto de observador permanente  en el Consejo del Ártico y poco después, comenzó a construir sus rompehielos, superando al Canadá y generando preocupación en los Estados Unidos, cuyas naves datan de hace varios años.

Siendo que los bloques de hielo polar siguen retirándose, la ruta del Mar del Norte se ha convertido en un punto estratégico clave para Beijing. El hecho de que el tiempo de expedición desde el puerto chino de Dalian hasta Rotterdam se haya reducido en 10 días convierte a esta alternativa en una opción sumamente interesante. Los buques que van desde China a Europa de momento deben transitar el congestionado Estrecho de Málaga y el Canal de Suez, haciendo un camino que es 5.000 millas náuticas más largo que aquél de la ruta septentrional. La apertura de recursos árticos resulta vital para las perspectivas de China en el largo plazo y es al mismo tiempo un importante motor de iniciativas.