Papa: la Pascua nos haga reflexionar sobre el amor que Dios mostró tener para todos

En los días de la Semana Santa, rezando “el Padre Nuestro, podemos pedir una de estas gracias: el de vivir nuestras jornadas para la gloria de Dios, o sea vivir con amor; de aprender a confiar en el Padre en las pruebas y decir ‘papá’ al Padre y de descubrir en el encuentro con el Padre el perdón y el coraje de perdonar. Francisco nuevamente recordó el incendio de Notre-Dame: “el trabajo de reconstrucción: pueda ser una obra coral, para alabanza y gloria de Dios”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- En los días de la Semana Santa, rezando  “el Padre Nuestro, podemos pedir una de estas gracias: el de vivir nuestras jornadas para la gloria de Dios, o sea vivir con amor; de aprender a confiar en el Padre en las pruebas y decir ‘papá’ al Padre y de descubrir en el encuentro con el Padre el perdón y el coraje de perdonar. Ambas cosas van juntas. El Padre nos perdona, pero también nos da la valentía de perdonar”. Son oraciones dirigidas de Jesús al Padre durante la Pasión que fueron tomadas por el Papa Francisco para solicitar a los fieles presentes en la audiencia general a rezar con las intenciones que tenía Jesús.

Y también hoy en el saludo dirigido a las personas de lengua francesa, Francisco recordó el incendio de Notre-Dame. “Queridos hermanos y hermanas- dijo- me quedé muy dolorido y me siento muy cerca de todos ustedes. A cuántos se prodigaron, aún arriesgando de persona, para salvar la Basílica va la gratitud de toda la Iglesia. La Virgen María los bendiga y apoye el trabajo de reconstrucción: pueda ser una obra coral, para alabanza y gloria de Dios”.

Precedentemente, había propuesto “algunas palabras con las cuales Jesús, durante la Pasión, rezó al Padre”.

La primera invocación sucede después de la Última Cena, “cuando el Señor, “alcen los ojos al cielo, dijo: “Padre, llegó la hora: glorifica a Tu Hijo- y luego- gloríficame delante a Tí con aquella gloria que yo tenía estando contigo antes que el mundo fuese” (Jn 17,1-5). Jesús pide la gloria, un pedido que parece paradójica mientras la Pasión está en las puertas”. Pero la “gloria” de la cual habla a menudo la Biblia “indica el revelarse de Dios, es el signo distintivo de su presencia salvadora entre los hombres. Ahora, Jesús es Aquel que manifiesta en modo definitivo la presencia y la salvación de Dios. Y lo hace en la Pascua: levantado en la cruz, es glorificado (cfr Jn 12,23-33)”.

“Queridos hermanos y hermanas, hagamos la oración de Jesús: pidámosle al Padre que nos quite el velo de los ojos para que en estos de días, mirando al Crucificado, podamos aceptar que Dios es amor. “¡Cuántas veces lo imaginamos como maestro y no como Padre, cuántas veces pensamos que es un juez severo en vez de un Salvador misericordioso! Pero en Pascua, Dios reduce las distancias, mostrándose en la humildad de un amor que exige nuestro amor. Nosotros, pues, le damos gloria cuando vivimos todo lo que hacemos con amor, cuando hacemos todo de corazón, como si fuera para Él (cfr Col 3,17”.

La segunda invocación es en Getsemaní: Jesús está solo, sabe que llega el momento de la Pasión. “Prueba toda la angustia por lo que le espera: traición, desprecio, sufrimiento, sufrimiento, fracaso”. Está “triste” y allí, en el abismo de la desolación, dirige al Padre la palabra más tierna y dulce ; “Abbá”, papá (cfr Mc 14,33-36). En la prueba Jesús nos enseña a abrazar al Padre, porque en la oración a Él está la fuerza de ir adelante en el dolor. En la fatiga la oración es alivio, confiarse, confortación”. “El problema más grande no es el dolor, sino cómo se lo afrenta. Las oledad no ofrece vías de escape; la oración sí, porque es relación, confiarse. Jesús confía y todo lo confía al Padre. llevándole aquello que siente, apoyándose en Él en la lucha. Cuando entramos en nuestros Getsemaní, recordémonos de rezar así: Padre”.

“Al final, Jesús dirige al Padre una tercera oración para nosotros: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34) Él reza por quien es malvado con Él, por los que lo están crucificando”. “Aquí estaba el vértice del dolor, el momento más agudo; pero es ahí donde se llega al culmen del amor: llega el perdón, que rompe el círculo del mal. Jesús reza por nosotros al Padre, para que nos envuelva con su misericordia, que transforma y sana el corazón, que nos sana adentro”

Al término de la audiencia, en los saludos en italiano, el Papa auspició que la Pascua haga reflexionar a los fieles “sobre el amor que Dios mostró tener por todos ustedes”. Y “el Señor os conceda participar plenamente en el misterio de su muerte y resurrección y os ayude a hacer vuestros sus sentimientos y compartirlos con vuestro prójimo”.

La audiencia fue también la ocasión para Francisco para saludar a Greta Thunberg, la joven activista ambiental en Roma para algunos encuentros.