Un ama de casa triunfa en las elecciones y derrota al candidato de Putin
de Vladimir Rozanskij

Anna Shekina, de 28 años, derrotó a Sergej Zatsepin de “Rusia Unida”. Los exponentes del partido de Putin también han perdido en las regiones de Jabárovsk, Vladimir y Jakasia. El triunfo de candidatos “casuales y desinteresados”. La ira de la gente contra los burócratas del zar.


Moscú (AsiaNews) – Ha causado gran estruendo, el 24 de marzo pasado, la victoria en las elecciones anticipadas de la ciudad Ust-Ilimsk de la joven ama de casa de 28 años, Anna Shekina (en la foto), que con el 44% de los votos derrotó al candidato del partido de Putin “Rusia Unida”, Sergej Zatsepin, que obtuvo solo el 37%. La ciudad, centro industrial de la Rusia asiática, tiene 80.000 habitantes y está situada a 700 kilómetros al norte de Irkutsk, cabecera de la región, sobre el Lago Baikal. Fue construida en la época soviética, en 1966, en torno a una gran central hidroeléctrica sobre el río Angará, en ese tiempo en que se soñaba con convertir la fría Siberia en el jardín del Edén. Hoy, la población está huyendo hacia territorios más cálidos, y sobre la región avanzan las tropas de inmigrantes proveniente de China, a un ritmo tal que algunos comentaristas sostienen que “en 20 años, ya no quedarán más rusos en Asia”.

La elección de Shekina confirma la impresión de que Rusia se está sumiendo en un clima de protesta “populista”, muy difundida tanto en Europa como en América, al punto de elegir a una joven desconocida. Su candidatura fue presentada por el partido liberal nacionalista LDPR, que fue el que más rápidamente se montó al caballo de la insatisfacción reinante en torno a la cuestión migratoria, que estalló fundamentalmente tras la reforma de las pensiones y, más recientemente, por la amenaza de dejar a Rusia aislada de la Internet.  

Los representantes del Partido de Putin se apresuraron a declarar que están dispuestos a colaborar con “cualquiera que goce de la confianza del pueblo, sin ningún drama”, pese a las recientes derrotas sufridas en varios llamados a elecciones administrativas. Anna Shekina jamás ha trabajado y no concluyó sus estudios en la universidad, y representa la última conquista de la ola “anti-sistema”, particularmente visible en las zonas suburbanas de la Federación. El año pasado hubo un antecedente cuando una mujer desocupada, Sardana Avksenteva, se hizo con una comuna del norte de Siberia, Yakutsk, y los llamados edinorossy (exponentes de “Rusia Unida”) perdieron las regiones de Jabárovsk, Vladimir y Jakasia.

Según el politólogo Abbas Gallamov, la sorpresa de Ust-Ilimsk demuestra que “la situación realmente está cambiando: antes solamente podían batirse con los edinorossy los opositores fuertes, capaces de organizar verdaderas campañas electorales, al menos a nivel local. Hoy, cualquiera está en grado de vencer, incluso sin hacer ninguna propaganda”. El nivel de las protestas se ha elevado a tal punto, que la gente va a votar aún sin ser movilizada por la fuerza, como sucedía en el pasado.  

En realidad, Shekina es un exponente con varios años de militancia a sus espaldas en el partido LDPR de Zhirinovskij, y ha participado en varias campañas electorales. Esta vez tomó el tren correcto, sobre todo, gracias a los litigios y a los escándalos que han dejado fuera de carrera a varios candidatos. Durante la campaña electoral, hizo todo lo que estuvo a su alcance para no destacar, respondiendo en las redes sociales con frases del estilo “no quería, pero el partido no tenía a quién poner, ¡no me voten!”, seguida por un emoticón con una sonrisa. La misma técnica fue utilizada por los ganadores del LDPR de Vladimir y Jabárovsk, candidatos “casuales y desinteresados”, para esquivar los rayos de los burócratas y las sospechas de las masas enfurecidas.  

Desde entonces, los vencedores son puestos en jaque de manera continua a través de campañas televisivas y de prensa, teñidas de furia y controladas por el régimen. Hasta ahora, a Shekina se le han otorgado atenciones en canales del nivel de Telegram -siempre respaldados por los indultos presidenciales- que, en las redes sociales, tratan de describir a la joven como alguien perteneciente a grupos desviados, y en general, rotulándola como poco recomendable desde el punto de vista moral. Lo cierto es que la gente está dispuesta a votar incluso a un incapaz y a un inmoral, con tal de quitar del medio a los odiosos burócratas de Putin, que recientemente aprobaron en la Duma una ley por la cual se obliga a tener “respeto por las autoridades” y se castiga cualquier sombra de ofensa.  

Parece ser que el populismo en salsa rusa marca finalmente el cumplimiento de la profecía de Lenin, “de cocinera, al poder”, o simplemente, que la sociedad rusa se siente cerca del descontento de tantos otros países del mundo, donde las instituciones ya han sido vaciadas de todo contenido superior. En lugar de celebrar su definitiva consagración, más bien pareciera que el último mandato se Putin ha iniciado su demolición.