Duterte hace la vista gorda ante los chinos irregulares. Mons. Santos: Es 'Injusto' para con los filipinos

"No debe haber excepciones, no debe otorgarse ningún trato especial". El prelado le responde al presidente, favorable a no deportar a los chinos indocumentados. Duterte había mencionado una “posibilidad concreta” de que los filipinos que viven en China también sean repatriados. Es de origen chino el 74% de los extranjeros arrestados por Manila en el 2018. 


Manila (AsiaNews) –  Tolerar el flujo de migrantes chinos desprovistos de documentación en regla es “injusto para con los filipinos”: es lo que afirma Mons. Ruperto Cruz Santos (foto), obispo de  Balanga y presidente de la Comisión Episcopal para los Migrantes e Itinerantes.

En declaraciones brindadas a CBCPNews, el prelado dijo que la normativa en materia de inmigración debe ser aplicada en todos los casos, prescindiendo de la nacionalidad o estatus. “Su ingreso, permanencia  y empleo deben ser legales; caso contrario, debe aplicarse la ley. No debe haber ninguna excepción, ningún trato especial”, reiteró Mons. Santos.

Las declaraciones del obispo de Balanga adquieren el tono de una respuesta a las afirmaciones del presidente Rodrigo Duterte, que el 23 de febrero pasado manifestó estar a favor de no deportar del país a los [migrantes] de nacionalidad china en situación irregular. Durante un mitin electoral en la provincia de Laguna, Duterte declaró: “Dejen que permanezcan aquí para trabajar”. A menudo criticado por sus medidas políticas conciliatorias en relación a Beijing, el presidente defendió su comentario comparando la situación de los migrantes chinos con la de los conciudadanos filipinos que viven en China. “Tenemos 300.000 filipinos allí –declaró-. ¿Qué pasaría si los expulsasen a todos?”.

En el 2016, el consulado filipino de Hong Kong calculó que cerca de 200.000 filipinos trabajan como colaboradores domésticos en China, pese a no poseer los documentos necesarios para ello. En un discurso pronunciado en público en noviembre de 2018, Duterte subrayó que “existe una posibilidad concreta” de que los filipinos que viven China también puedan ser víctimas de la deportación, y que por tanto Manila debiera evitar “intervenir de manera resuelta sobre este problema”. A principios del corriente mes, la Oficina de Inmigraciones filipina informó que el 74% de los 533 extranjeros arrestados durante el 2018 son ciudadanos chinos. El 7 de febrero, las fuerzas de seguridad arrestaron a 30 de ellos, que se encontraban trabajando de manera ilegal en varios establecimientos industriales de la ciudad de Parañaque (Gran Manila).

Mons. Santos también rechazó las declaraciones provenientes del Palacio de Malacañang (la residencia presidencial), en las que se aludía a que la ola de trabajadores chinos se debe a una falta de competencia entre los filipinos, sobre todo en el sector de la construcción. “Podría ser el caso, que no estamos dando trabajo a ellos, mientras que optamos por darlo a gente de otras nacionalidades. Este es un trato injusto para con nuestros ciudadanos”, agrega el obispo. El prelado exhorta al gobierno a garantizar que los filipinos no sean despojados de las oportunidades de trabajo en su país, y concluye: “Den prioridad a los filipinos y háganlos trabajar aquí, de modo que no haya necesidad de irse al exterior”.