Masacre de ulemas sunitas en Kabul, un “atentado contra la religión”

Un terrorista kamikaze se hizo explotar en una sala de matrimonios, mientras se celebraba el nacimiento de Mahoma. Para el P. Moretti, Afganistán “no es noticia, las masacres son ignoradas por los medios. Pero los seres humanos son todos iguales”. 


Kabul (AsiaNews) – Es de cuando menos 50 muertos, casi todos ulemas sunitas, y de 85 heridos, el saldo del atentado suicida ocurrido ayer en Kabul, durante un encuentro religioso en una sala de matrimonios abarrotada de personas, donde se estaba celebrando el nacimiento de Mahoma, fiesta nacional en Afganistán. Según el P. Giuseppe Moretti, capellán de la embajada italiana y responsable de la  missio sui iuris de Afganistán hasta el 2015, se trata de la enésima “masacre perpetrada en medio de una indiferencia generalizada. El atentado es mucho más grave de lo habitual, porque fueron azotadas las máximas jerarquías de la religión, equiparables a los obispos en la religión cristiana. Es un atentado que muestra desprecio por la religión”.

Según refieren los testigos, el kamikaze llevaba un cinturón de explosivos, que hizo detonar cerca de las 18:15 horas de la tarde de ayer, en el Uranus Wedding Palace. En el momento de la explosión, en la sala se encontraban cerca de 1.000 personas. Los talibanes, de orientación islámica sunita, condenaron el atentado contra la reunión de jefes religiosos. Por ahora, ningún grupo fundamentalista ha reivindicado la matanza, pero cada vez se afirma más y más la hipótesis de que se trataría de la obra de una rama local vinculada al Estado islámico, el ISK-P (Islamic State Khorasan Province). “Un Estado islámico –agrega el ex capellán- que no tiene Dios, ni parte”.

Según el P. Moretti, Afganistán “no es noticia”, y es por eso que se refiere al hecho como “una masacre ignorada por los canales informativos, donde lo sucedido no aparece en absoluto o bien ocupa una nota a pie de página”. Para el sacerdote, “el aspecto más grave es que por segunda vez en la historia del país ha sido atacado un encuentro de religiosos. Si se perpetra un atentado contra las altas jerarquías, quiere decir que la guerrilla sólo tiene un carácter militar. Ello significa que ya no cuenta más Alá o Akbar, es decir, el elemento confesional, y que ya no existe un respeto por los líderes religiosos, que son los que guían la mullah. Con los ulemas tomados como blanco de la mira, estamos ante una decadencia total”.  

El sacerdote resalta que “antes de ello, los ulemas se habían expresado a favor de la paz y contra toda forma de violencia. Quien haya cumplido este atentado no tiene ninguna intención de hacer las paces y ningún respeto por aquellos que constituyen la cúpula de la religión islámica, que transmite los valores. Es como si comenzasen a asesinar obispos y cardenales, sólo porque son representantes de cierta línea moral”.

El país, continúa, “ya es un Vía crucis de asesinatos, de los cuales el más reciente fue hace pocos días, contra las fuerzas del ejército. Es un modus vivendi, y no hay ninguna señal de que esto vaya a cambiar”. El sacerdote levanta un dedo acusador contra “la pasividad de la presencia de la OTAN, que aún sigue operando en Afganistán, y sobre la incertidumbre política que reina en el país, donde el mes pasado se celebraron elecciones pero todavía no están los resultados”. En tanto, con amargura, concluye: “no hay ningún signo de paz, la gente continúa huyendo y las masacres son ignoradas. ¿Debemos esperar a que los periódicos hablen de ello sólo cuando muera un italiano? ¿O no es que los seres humanos son todos iguales, en todas partes?