Teherán abre las puertas de los estadios a las mujeres. Exultan los reformistas, ira de los conservadores

Un grupito de 100 mujeres asistió a una partida amistosa entre Irán y Bolivia. En la web y en los periódicos se publicaron imágenes y videos del festejo. Para los que están a favor, este es “un paso adelante”. Críticas del ala radical. El Fiscal general amenaza con tomar medidas drásticas, diciendo que su presencia es dañina y pecaminosa.  


Teherán (AsiaNews) – La decisión de las autoridades de Teherán, de abrir la puertas del estadio a un pequeño (y selecto) grupillo de mujeres, que asistieron el 16 de octubre pasado a un partido amistoso entre Irán y Bolivia en el Azadi Stadium, ha generado reacciones contrastantes. Por un lado, el aprecio explícito de reformistas y moderados, incluyendo varios diarios oficialistas, que se refieren al hecho como “un paso adelante” y una victoria para el universo rosa y para todo el país. Por otro lado, el frente radical y conservador, que ataca la decisión definiéndola como “pecaminosa”.  

Durante décadas, el régimen de los ayatolás ha impuesto una veda sobre la participación de las mujeres en eventos deportivos donde compitan hombres. Y la decisión de abrir las puertas del estadio de Teherán constituye un jugada a contracorriente, que ha sido recibida con alegría por más de un frente, sobre todo por cuantos hace tiempo vienen luchando para levantar la prohibición que rige sobre la presencia femenina en las gradas.

Según informa la agencia de Estado Ilna, al partido amistoso entre la selección local y el quipo sudamericano asistieron unas cien mujeres. Los organizadores reservaron para ellas un sector de las tribunas superiores de las instalaciones, separado de los hombres, desde donde pudieron admirar las jugadas de sus benjamines, que se impusieron con un resultado de 2 a 1.  

Entre aquellas que presenciaron el partido en vivo, hubo algunas empleadas de la federación de fútbol iraní y una parte de las jugadoras que componen la selección nacional femenina de la República islámica, junto a periodistas (mujeres) y simples ciudadanas, que ingresaron a último momento. Los periódicos y los sitios web del país difundieron fotos y videos de las espectadoras cantando el himno nacional, alentando al equipo desde la tribuna y festejando los dos goles que dieron la victoria a los dueños de casa.

Al comentar la apertura del estadio al sexo femenino, el periódico reformista Etemad tituló la columna “Un paso adelante”, acompañada por la foto de una joven espectadora que agita la bandera del país. Un segundo periódico (Sharq), también partidario de los reformistas, habló de “libertad” para las mujeres, en tanto los diarios deportivos Iran-Varzeshi y Khabar-Varzeshi exclamaron: “Las mujeres han logrado la libertad” y “Mujeres en libertad”.

Sin embargo, un parte del país no aprecia la (pequeña) revolución y no se queda en silencio ante esto. Entre las voces críticas figura la del Fiscal general Mohammad Javad Montazeri, cercano al ala conservadora, quien dice estar dispuesto a tomar medidas –incluso duras- “si esto sigue adelante”. “La presencia de las mujeres en el estadio –subraya el alto magistrado- es dañina y no hay ninguna justificación de naturaleza religiosa para que esto ocurra”. “Cuando una mujer va al estadio –afirma Montazeri- y ve allí hombres semidesnudos, esto es pecado”. “Por ahora hacemos una advertencia –concluye- pero estamos dispuestos a atacar” a todos los funcionarios o gobernantes que apoyen estas medidas.

Para los conservadores, la veda del ingreso de mujeres al estadio es una medida de cautela en relación a ellas, para evitar que escuchen un lenguaje “crudo y vulgar” o puedan ver de cerca a los atletas que visten “ropas que revelan el cuerpo”. En contra de esta visión se alzan las activistas femeninas, para quienes la prohibición constituye una “discriminación de género” y una negación de la igualdad de derechos del universo rosa, que también encuentra un rechazo en el divorcio, en la custodia de los hijos y en el campo profesional. Una de las voces más críticas es la de la activista Darya Safai, que vive en Bruselas, y que manifiesta que la apertura del estadio al (pequeño) grupo de mujeres es un mero gesto de fachada, un “engaño” de las autoridades iraníes. “Hasta tanto las mujeres no puedan comprar boletos en primera persona –afirma- no podrán ser libres y la prohibición no será levantada”.