Moscú y Kiev celebran el Bautismo de la Rus’, pero por separado
de Vladimir Rozanskij

Para el patriarca Kirill, el bautismo del príncipe Vladimir en el año 988 es “el acontecimiento que funda toda la historia rusa”. En la capital, la celebración se llevó a cabo en la plaza de las catedrales, en el Kremlin. También estuvo presente Vladimir Putin. En Kiev, las celebraciones fueron presididas por el metropolita Onofre. Continúan las tensiones entre Moscú y Kiev por el conflicto con Ucrania y por los intentos de auto-cefalia de los ortodoxos ucranianos. Hubo ceremonias distintas para los ortodoxos de Filareto y para los greco-católicos de Svjatoslav Shevchuk.


Moscú (AsiaNews) – El 28 de julio pasado tuvieron lugar las solemnes celebraciones por el 1030mo aniversario del Bautismo de la Rus’ de Kiev, patria histórica de los rusos, ucranianos y bielorrusos. El culmen de la solemnidad fue en la plaza de las Catedrales, en el corazón del Kremlin de Moscú, y estuvo presidido por el patriarca Kirill (Gundjaev), que reivindica la primogenitura en el legado del antiguo príncipe Vladimir.

En efecto, el patriarca ruso expresó su tristeza por no haber podido celebrar el aniversario en el Monasterio de las Cuevas de Kiev, como ocurrió cada año desde su elección en el 2009 hasta el 2014, cuando el conflicto con la Ucrania de Poroshenko le trancó las puertas de la antigua capital de la Rus’. En Kiev, las ceremonias, con más de 250.000 personas, fueron presididas por el metropolita Onofre  (Berezovskij), el responsable de la Iglesia ortodoxa ligada a Moscú, pero que en breve podría obtener la auto-cefalia del Patriarcado de Costantinopla.

A tal fin, los rusos sostienen que han rogado para evitar la concesión del Tomos de autonomía, tras las recientes tratativas con los emisarios del patriarca ecuménico Bartolomé  (Archontonis). Por el contrario, las fuentes ucranianas insisten en asegurar que Bartolomé ya tiene lista la decisión canónica a favor de la independencia de Moscú para Kiev, y que la mayor parte de las demás Iglesias la apoyaría en ese sentido.  

Moscú tomó el lugar de Kiev en el siglo XV, tras el largo período de sumisión al “yugo tártaro” que terminó arrasando con la antigua capital; el principado de Moscú nació y prosperó gracias a los negocios entablados con los mongoles. Con el renacimiento de Kiev en el siglo XVII y el inicio de las revueltas ucranianas contra los polacos, se creó nuevamente un dualismo entre las dos capitales de la Ortodoxia eslava oriental, que hoy ha regresado a su punto de partida.

Para infundir nueva fuerza a su posición, Kirill invitó a Moscú a otro de los patriarcas históricos de la Ortodoxia bizantina, Teodoro II de Alejandría (Horeftakis), cuyo título, por otro lado, es poco más que formal, siendo que en Egipto predomina la Iglesia copta guiada por otro Teodoro II - Tawadros (Soliman). El Teodoro griego es un viejo amigo de Kirill, que cursó estudios en Rusia y ha representado al Exarcado ruso en Egipto. De esta manera, el patriarcado de Moscú quiso dar una señal a Constantinopla, reivindicando el lazo con los patriarcas tradicionales de la Pentarquía ortodoxa de los primeros siglos (Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía, Jerusalén), tras haberse asegurado el apoyo del Papa Francisco, con las recientes visitas de varias delegaciones rusas a Roma.

Por primera vez, la solemne liturgia fue celebrada en la histórica plaza ubicada en el centro del Kremlin, en el exterior de la catedral de la Asunción, para reunir al mayor número de fieles posible. También estuvo presente el presidente ruso Vladimir Putin, y representantes de muchas otras Iglesias ortodoxas. El patriarca Kirill definió el Bautismo del año 988 como “el acontecimiento que funda toda la historia rusa”.

Respondiendo a las distintas sugestiones neo-paganas, cada vez más difundidas en la Rusia actual, Kirill recordó que “todo aquello que existía antes del Bautismo hunde sus raíces en la oscuridad, y sólo podemos conocerlo de a retazos y por partes. En la cuenca del río Dniéper nació un pueblo nuevo, una civilización nueva, con tal ímpetu creativo que la flamante nacida Rus’ se amplió hasta alcanzar un sexto del territorio mundial”. El patriarca sugiere, por ende, que el legado de Moscú ya estaba ínsito en la vocación originaria de la Rus’ de Kiev, que un siglo antes del Bautismo era conocida en las crónicas de la época como la tierra de los paganos Rhos, que amenazaban al imperio bizantino.   

La fecha también fue solemnizada por otras Iglesias ucranianas, como el patriarcado no canónico de Filaret (Denisenko), con el título de “Bautismo de la Rus’-Ucrania” (pese a que el término “Ucrania” comenzó a ser utilizado a fines del siglo XVIII). La Iglesia greco-católica ucraniana, guiada por el arzobispo mayor Svjatoslav Shevchuk (al cual sus fieles se dirigen llamándolo “patriarca”) celebró, a su vez, el Bautismo en estos días, reafirmando la continuidad de los “uniatos” con toda la historia del cristianismo eslavo oriental.