La enfermedad del islam: cuando los “sabios” frenan la evolución
de Kamel Abderrahmani

La fe musulmana está en una encrucijada: o participa en los desafíos de la modernidad o se hundirá aún más en el oscurantismo. Es el análisis de un joven estudiante musulmán que trata de identificar a los responsables y a los orígenes que afecta al entero universo musulmán


París (AsiaNews)- El mundo musulmán sufre de una enfermedad psíquica endémica. Éste vive este problema desde hace siglos y no hace otra cosa que crecer y agravarse. La historia de este mundo, desde su nacimiento hasta nuestros días, se divide en dos períodos distintos: una era gloriosa y luminosa, seguida por otra de decadencia y de miseria cultural y cultual. Esta es visible también hoy en todo el mundo musulmán, lo vemos por ejemplo en Damasco y Bagdad, estas dos capitales que hicieron la fortuna del mundo musulmán. Existe una guerra continua dentro del islam entre los fieles de la misma religión. La cuestión que nosotros ponemos es la siguiente: ¿Es esta la fase final de la decadencia que desgasta a los pueblos musulmanes desde hace siglos? A nuestro modo de ver, las respuestas, si existen, no podrán ser más que aproximativas, o al menos dudosas.

Un individuo que sufra de ciertas patologías psiquiátricas no se da cuenta del propio estado de salud. Más a menudo, su enfermedad le hace ignorar la necesidad de consultar a un médico  y realizarse algunos exámenes o controles para un tratamiento sanitario. La mayor parte de estos enfermos, según Freud, vive felizmente y se considera más sano que los otros. Como consecuencia, no existe posibilidad que estos enfermos se pongan en discusión.

Hay otros musulmanes que del mismo modo creen ser “la mejor comunidad que haya aparecido entre los hombres” (Corán). Como consecuencia de estas interpretaciones torpes de este versículo truncado, ellos piensan realmente que son superiores al resto de la humanidad, que tienen los favores del Buen Dios y que en el más allá el Paraíso será reservado exclusivamente para ellos.

La mayor parte de los musulmanes cree firmemente en la victoria final del islam (retorno dl califato) y la llegada de una “umma” islámica omnipotente. Esta misma mayoría sueña con un mañana luminoso, no gracias al saber o a la tecnología, sino gracias a la teología y a su dogma.

Los musulmanes no ven alguna razón de cambiar, poco importa la situación en la cual ellos se encuentran y cuál sea la decadencia en la cual ellos viven. Esto no es nada a los ojos de ellos. Ellos se contentan con mirar al pasado, en glorificar la “edad de las luces de ellos” y vanagloriarse del aporte que los antiguos musulmanes han dado al progreso científico de la humanidad. En realidad, aquellos que han creado esto que la definen como “la civilización musulmana” fueron todos excomulgados y considerados como heréticos. Que es algo que la mayoría musulmana ignora.

Como ya hemos dicho en nuestras contribuciones en los artículos de AsiaNews y de La Cité, mientras que el mundo no-musulmán avanza, desarrolla su tecnología y mejora las condiciones de vida de sus propios ciudadanos, el mundo musulmán, de Yakarta a Tánger, pasando por la riquísima Arabia, se hunde en la ignorancia, en la decadencia y en la miseria cultural y cultual. Esta situación, es necesario subrayarlo, es el resultado del uso que los musulmanes hacen de la religión. La mentalidad que nosotros hemos apenas descrito ganó la delantera en el mundo musulmán y con el pasar de los siglos, terminó por aniquilar todo espíritu de investigación y de análisis. De aquí la crisis actual de todo el mundo musulmán.

Es extraño que la decadencia que domina desde hace siglos no haya conducido sino a pocos musulmanes a ponerse las cuestiones sobre el porqué de esta situación y cómo se pueda librase del inmovilismo cultural y cultual, para volver a una era de libertad y de innovación. ¿Qué hay que hacer para recuperar unos casi 4 siglos de atraso? ¿Los musulmanes (los Estados, los gobiernos, las lites, los pueblos) quieren curarse de la enfermedad que los devora, caracterizada por la obsesión del pasado, del desdoblamiento de la personalidad y de un complejo de superioridad respecto a los otros pueblos? Los ulemas (religiosos musulmanes) que con el pasar de los siglos han desarrollado y evolucionado una cierta jurisprudencia, han jugado una parte nefasta en la decadencia que afecta a este mundo. Esto no excluye el rol diabólico venido de los adeptos del islam político, como los Hermanos Musulmanes y los wahabitas.

Cuando la revolución industrial, fruto de la inversión en la inteligencia, había comenzado a llevar adelante al mundo occidental, el mundo musulmán se ponía la cuestión ¡si las invenciones fueran lícitas o ilícitas! He aquí explicada la ausencia total de los musulmanes de los grandes acontecimientos científicos universales como la revolución industrial, la revolución tecnológica y la modernización.

Aparece claro que los musulmanes no están preparados para abandonar el dogmatismo religioso en el cual están encerrados desde hace siglos. Al contrario, ellos sueñan restaurar el califato, aplicar la sharia y por lo tanto volver a la Edad Media. Esto sucede porque es difícil hablar de renovación o de renacimiento.