En Myitkyina, miles de católicos marchan por la paz y por los desplazados Kachin, usados como escudos humanos
de Lawrence Jangma Gam

Desde el pasado mes de abril se reanudaron los enfrentamientos armados entre el ejército birmano y los rebeldes del Kachin Independence Army (KIA). Los desplazados internos en la región se han incrementado, sumando 5.000 personas más. De los 1.500 desplazados que han quedado atrapados en medio del conflicto, sólo 150 fueron autorizados a dirigirse a los campos de refugiados. Hace casi dos meses que más de 1.300 refugiados permanecen como rehenes del ejército, y son usados como escudos humanos. ONU: “En Kachin rige una crisis humanitaria que ha quedado olvidada” Los cristianos acusan: “Está en curso un verdadero genocidio”.


Myitkyina (AsiaNews) – Miles de católicos desfilaron ayer por las calles de Myitkyina, capital del Estado de Kachin, invocando la paz en Myanmar. El 24 de mayo pasado, la diócesis publicó una carta en la cual se invitaba a todos los ciudadanos a la marcha de oración. El documento aclaraba que no se trataría de una manifestación política. Ayer, Mons. Francis Daw Tang, obispo de la ciudad, guió la procesión y rezó con los manifestantes, entre los cuales había muchos protestantes y no cristianos. Esta es la primera vez que los católicos Kachin llevan adelante un gesto público, en la calle, por la paz: lo que los ha empujado a marchar por las arterias de Myitkyina es la situación alarmante que rige en el Estado.

Desde el pasado mes de abril, en el noreste de Myitkyina se han reanudado los enfrentamientos armados entre el Tatmadaw [el ejército birmano] y los rebeldes del Kachin Independence Army (KIA). Este último es el ejército étnico de la minoría Kachin, que contempla una importante composición cristiana, constituida en un 40% por católicos y en un 60% por baptistas. Habitualmente a los habitantes de los pueblos situados en las áreas afectadas por el conflicto se les permite huir y ponerse a salvo. Sin embargo, esta vez, el ejército del gobierno no ha permitido que los civiles desplazados (internally displaced people, IDP) puedan resguardarse. Las Fuerzas armadas de Naipyidó retienen a los IDP como rehenes, cerca de las bases militares, usándolos como escudos humanos, a fin de disuadir al ejército rebelde Kachin de atacarlos, para evitar así la pérdida de vidas humanas de civiles.   

Miembros y organizaciones de la sociedad civil han intentado varias vías de rescate de estas personas, pero el comandante en jefe de las tropas del Norte incluso ha impedido la intervención del jefe de ministros del Estado de Kachin. La única tratativa que ha tenido éxito fue la que llevó adelante el ministro de Bienestar Social de Naipyidó. De 1.500 desplazados que han quedado atrapados en medio de los enfrentamientos armados, cerca de 150 fueron autorizados a dirigirse a los campos de refugiados. Desde hace casi dos meses, más de 1.300 personas han quedado retenidas como rehenes, en manos del ejército, bajo la lluvia tropical y el gélido clima de la montaña. Un reporte de la Oficina de las Naciones Unidas dedicada a los asuntos humanitarios (UNOCHA), publicado el mes pasado, revela que durante la última etapa del conflicto en Kachin, entre abril y mayo, los desplazados internos en la región se han incrementado, sumando 5.000 personas más.

En las últimas semanas, en todo el país han tenido lugar varias manifestaciones para pedir la liberación de los deslazados. En el Estado de Kachin, se fundó el Movimiento juvenil Kachin. En Myitkyina, numerosos jóvenes cristianos conducen una protesta de día y de noche, pidiendo la liberación de los IDP atrapados. El 9 de mayo, las autoridades procesaron a los líderes de los movimientos juveniles, y los condenaron a pagar una multa de 30.000 kyats (cerca de 30 dólares estadounidenses). El 16 de mayo, los activistas que reclaman por los derechos civiles se reunieron pacíficamente en Rangún, pero las fuerzas de seguridad del gobierno detuvieron a cerca de 20, tras la intervención de maleantes violentos. Muchos de los activistas ahora están procesados.  

La representación de la Unión Europea en Myanmar, las Naciones Unidas y la comunidad internacional han expresado su preocupación por el arresto de manifestantes pacíficos. También se han organizado reuniones en otros Estados y regiones étnicas, como el Estado de Kayah y la región de Bago. En la tercera semana de abril, el comando militar del Norte citó a juicio a tres miembros del Movimiento juvenil Kachin. El proceso aún está en curso, y los imputados arriesgan recibir una grave condena. Muchas organizaciones por los derechos civiles, como la Karen Women Association (KWA), con sede en Tailandia, piden que el gobierno del Myanmar intervenga e interrumpa los procesos en perjuicio de civiles.  

El 8 de abril, luego de una misión de seis días en Myanmar, la secretaria general adjunta para Asuntos Humanitarios de la ONU y vice-coordinadora de emergencias, Ursula Muelleer, se refirió al conflicto Kachin, definiéndolo como una “crisis humanitaria olvidada”. En mayo, los medios internacionales, como el británico The Guardian calificaron la situación que se atraviesa en Kachin como “un lento genocidio”. En Washington, muchos exiliados birmanos realizaron una huelga de hambre en reclamo de los desplazados atrapados, informando al gobierno de los Estados Unidos que en Myanmar está sucediendo un verdadero y auténtico “genocidio de cristianos”.

Durante las operaciones militares que continúan desde el mes de abril, las tropas del gobierno han bombardeado ciudades de los rebeldes Kachin, como Laiza y Maija Yang. Por otro lado, el gobierno de Myanmar continúa imponiendo severas restricciones a las ayudas humanitarias destinadas a la población. A pesar de las tensiones, en la primera semana de mayo, los obispos birmanos viajaron al Vaticano para realizar una visita ad limina. Los prelados Kachin manifestaron su preocupación por los desplazados y por la paz en Myanmar, incluso en un encuentro con el secretario de Estado del Vaticano y con el gobierno francés, durante la visita sucesiva al santuario mariano de Lourdes.   

Todos los años, los obispos del Norte de Myanmar  difunden una declaración para pedir por la paz en el país. A pesar de ello, la Comisión por la Justicia y la Paz de la Conferencia Episcopal (CBCM) no suele dar a conocer declaraciones oficiales sobre la cuestión Kachin. Por este motivo, el Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, y primer purpurado de Myanmar, ha sido frecuentemente criticado por las comunidades católicas Kachin de todo el mundo. Se lo acusa de estar más interesado en la emergencia humanitaria vinculada con los musulmanes rohinyás, que en los sufrimientos de los cristianos Kachin, que son perseguidos y desplazados.

Limítrofe de la India y de China, el Estado Kachin ha sido sacudido por una reanudación del conflicto entre el ejército y los rebeldes en 2011, cuando fracasó un acuerdo bilateral del cese del fuego que había durado 17 años. Los enfrentamientos han causado cientos de muertos y cerca del 150.000 desplazados, de los cuales una gran parte está constituida por cristianos, que viven en condiciones desesperantes en campos de refugiados situados en la región. Ha de remarcarse que la población birmana y la de etnia Shan se han salvado de las acciones del ejército. Es por eso que muchas personalidades internacionales consideran que detrás de este conflicto hay un móvil étnico-religioso que apunta a atacar a la minoría cristiana Kachin.