Migrantes deportados: arrestaron a los primeros siete eritreos que se niegan a abandonar Israel

Dos de ellos son sobrevivientes a torturas en el Sinaí. Los refugiados que se encuentran en el centro de detención de Holot lanzan una huelga de hambre: “Están echando nuestras vidas”. Israel quiere expulsar a entre 15 y 20.000 refugiados, y las prisiones sólo pueden alojar a 1.000”.  


Jerusalén (AsiaNews/Agencias) – Arrestaron a siete refugiados eritreos en el día de ayer, por haberse negado a dejar Israel. Son los primeros a quienes se les aplica la política implementada a partir del primero de enero pasado por el gobierno israelí, que ha advertido a decenas de miles de solicitantes de asilo: deberán dejar el país antes de abril o acabarán en prisión. A modo de protesta contra los arrestos, los refugiados que se encuentran detenidos en el campo de Holot han lanzado una huelga de hambre.  

Los siete eritreos, que habían sido convocados para un coloquio antes de proceder a su expulsión, fueron llevados de inmediato a la prisión de Saharonim. Antes de ello, fueron detenidos en Holot, un centro de detención instituido hace cuatro años en el desierto del Néguev para retener a los solicitantes de asilo. A pesar de que dos de ellos sufrieron torturas en el Sinaí, no se les reconoció el asilo político en ningún caso. Permanecerán en prisión por tiempo indeterminado, a menos que cambien de idea y decidan aceptar la expulsión.

Los refugiados de Holot han emprendido una huelga de hambre en respuesta a los arrestos. “Nadie está comiendo. Nos dicen que es un pecado descartar la comida’. Nosotros decimos que también se están descartando vidas”. De los 900 solicitantes de asilo retenidos en Holot, 100 han recibido la notificación de expulsión.    

En este momento, hay cerca de 40.000 eritreos y sudaneses en Israel, de los cuales unos 15-20.000 corren el riesgo de ser expulsados. El gobierno afirma que su intención es expulsar unos 7.200 por año. Por su parte, el servicio penitenciario del país avisa que no tiene capacidad para alojar a los miles de solicitantes de asilo que rechazan la expulsión, sino que sólo se cuenta con espacio para alojar, como máximo, a 1.000 personas.