Tsai Ing-wen y Xi Jinping: dos modos de celebrar el Año Nuevo
de Wang Zhicheng

La presidenta de Taiwán participó en una ceremonia budista, en la cual rezó por las personas afectadas por el terremoto. Además, visitó templos taoístas, saludando a la población y repartiendo sobre rojos. El presidente chino hizo llegar sus augurios de Año Nuevo a 2.000 hombres de negocios y políticos del Partido, reunidos en la Gran Sala del Pueblo. El vicepresidente de Taiwán visitó a las personas afectadas por el terremoto en Hualien. 


Beijing (AsiaNews) – La presidenta de Taiwán y el presidente de China Popular celebraron el Año Nuevo de maneras muy distintas: la primera, Tsai Ing-wen, pasó la jornada visitando templos budistas y taoístas, saludando a la población y a los peregrinos, y distribuyendo los “hong bao”, los sobre rojos conteniendo sumas de dinero, que traen fortuna para el Nuevo Año.

El segundo, Xi Jinping, parece haber pasado en familia el primer día del año; el día anterior a la vigilia, el 14 de febrero, pasó una velada con los personajes notables del Partido y 2.000 huéspedes vip chinos.

Esta mañana, Tsai visitó el templo Yuhuang en Pingtung, situado en el sur de la isla, y estrechó la mano de la mayor parte de los casi 1000 habitantes reunidos para la ocasión.

Con anterioridad a ello, la presidenta visitó el templo de Tianhou en Taitung, donde se encontró con la gente y repartió sobres rojos a unas 3- 4.000 personas. Anoche, en la vigilia, Tsai participó en la ceremonia de la Campana de Dharma, que lleva adelante la organización budista Dharma Drum Mountain, en Jinshan, un distrito de la nueva Taipéi. Los fieles budistas creen que la ceremonia puede expulsar 108 tipos de problemas y traer, para todo el año, fortuna y felicidad a la nación.

Más sobrio, pero sobre todo menos religioso, fue el año nuevo de Xi Jinping, con una ceremonia formal en la Gran sala del pueblo de Beijing, junto a 2.000 invitados chinos -nacionales y de la diáspora-  que incluyeron hombres de negocios y políticos, además de miembros del Politburó.

La crema de la República popular china escuchó al presidente Xi -que también es secretario general del Partido y encabeza la Comisión militar central-  afirmar que, hasta ahora, el país ha tratado de “correr para estar a tono con la época”, mientras que ahora se ha vuelto capaz de liderar la época”.

Aún si hubiese querido, Xi no podría visitar un templo budista o taoísta, y tampoco encender alguna que otra rama de incienso, como hacen cientos de millones de chinos en año nuevo: el Partido prohíbe a sus miembros practicar la religión, tanto en público como en privado, sin importar cuál sea ésta.  

Xi también ha pedido a los miembros del Partido trabajar orientados a las aspiraciones del pueblo chino y luchar por el pueblo y con el pueblo. Pero en la Gran Sala del Pueblo, del pueblo no se veía ni la sombra.

En Taiwán, hoy, el vicepresidente Chen Chien-jen, católico, viajó hacia el este de la isla rumbo a Hualien, que el 6 de febrero pasado fue azotada por un terremoto a raíz del cual murieron 17 personas y otras 300 resultaron heridas. Chen se reunió con los sobrevivientes,  muchos de los cuales siguen alojados en hoteles, asegurándoles que el gobierno se ocupará de su bienestar. En la ceremonia de la campana, Tsai Ing-wen también rezó por las personas afectadas por el terremoto.