Arzobispo de Singapur: ‘En Asia están los verdaderos desafíos para la Iglesia’ (I)
de Paolo Fossati

“El continente asiático es distinto de todos los demás: por su variedad en  cuanto a religiones, culturas y realidades económicas”. En Singapur, la fe es considerada un elemento fundamental para el desarrollo del país”.


Roma (AsiaNews)- La realidad asiática; la vida de la Iglesia y la armonía religiosa en Singapur; las  observaciones personales sobre la “Amoris laetitia”: son algunos de los temas tratados por Mons. William Goh Seng Chye, arzobispo de Singapur, en una entrevista concedida a AsiaNews, al día siguiente de su coloquio con el Papa. Habiendo pasado 9 años de la última visita “ad limina apostolorum”, los 11 obispos de la Conferencia episcopal de Malasia, Singapur y Brunéi (BCMSB) fueron al Vaticano entre el 4 y el 9 de febrero pasados, para honrar el sepulcro de los santos apóstoles Pedro y Pablo y encontrarse con el Papa Francisco. Nacido en Singapur en 1957, Mons. Goh es ordenado sacerdote de la arquidiócesis en 1985. Por cuatro años fue vicario parroquial en la iglesia de la Santa Cruz, antes de ir a Roma en 1992 para terminar sus estudios en Teología dogmática en la Universidad Pontificia Gregoriana.  Al regresar a Singapur, entre 1992 y 2005 se desempeñó en la formación y en la docecia en el Seminario mayor de San Francisco Javier (SFXMS). En 2005, Mons. Goh fue nombrado rector del SFXMS y director espiritual del Catholic Spiritual Center, cargo que ejerció hasta su consagración como cuarto arzobispo de Singapur, en 2013. Presentamos la primera parte (de 3) de la entrevista a Mons. Goh.

“Asia, es aquí donde se encuentran los verdaderos desafíos para la Iglesia católica”. Lo afirma Mons. William Goh Seng Chye, durante su primer “visita ad limina” al Vaticano como arzobispo de Singapur. “El continente asiático-afirma el prelado- es diverso de todos los otros, en cuanto extremadamente vario en términos de religiones, culturas y realidades económicas". En este contexto, Singapur se distingue también como realidad en sí misma: “Es un país de Asia muy particular, caracterizado por un fuerte progreso económico y tecnológico, similar a Corea del Sur y Hong Kong. Junto a Malasia y Brunei, forma parte de la Conferencia episcopal que une a naciones que enfrentan desafíos políticos, económicos y religiosos diferentes. Singapur es un país único, expresión de una sociedad cosmopolita y muy instruida. Más del 40% de los habitantes posee al menos una licenciatura y cerca del 75% de la población es de etnia china, pero hay importantes componentes culturales malayos (13,5%) e indios (9%)”.

Una de las particularidades que caracterizan a la rica ciudad Estado es la relación entre las instituciones y la religión. “A diferencia de los países vecinos como Malasia-explica el prelado- Singapur tiene un gobierno laico. Sin embargo, nos gusta definirnos más como ‘Estado multicultural y multi-religioso’. El gobierno es de hecho laico al fin de preservar la unidad de la nación, pero gran parte de los ministros y de los funcionarios profesan un credo. El Estado no es contrario, sino que está a favor de la religión, vista como una componente fundamental para el desarrollo del país. El gobierno da a todas las religiones un importante aporte, sin favoritismos. Por ejemplo, ello es normal invitar a los líderes religiosos a tomar parte en numerosos encuentros y pedir consejo a ellos sobre cuestiones que interesan al país, sobre todo desde un punto de vista moral y social. Algunos ministerios, como el de la Familia (MSF) o de la Educación (MOE), colaboran en estrecho contacto con los líderes religiosos. Junto a las políticas juveniles, son estas las áreas en las cuales el gobierno nos invita a expresar opiniones, porque trabajamos todos para el bien del país”.

La colaboración entre Estado y religiones para el desarrollo del país encuentra confirmación en el personal compromiso del arzobispo. “Fui nombrado consejero presidencial para los Derechos de las minorías y por la Armonía religiosa. Además, gracias a la actividad de los órganos gubernamentales interétnicos e interreligiosos, son frecuentes las ocasiones de confrontación y diálogo entre todas las componentes de la cosmopolita de Singapur. Nuestra capacidad de convivir en modo pacífico, sobre todo entre las diversas religiones, es realmente un milagro. Entre las varias iniciativas, ellas han formado también una organización no gubernamental, la Inter- Religious Organisation (IRO), que gracias también a la importante ayuda del gobierno representa un significante lugar del compartir las diversas experiencias de fe. Todo esto hace de Singapur una realidad realmente única, donde cada problemática religiosa es enfrentada en modo directo entre los líderes religiosos, aunque más no sea con una llamada telefónica. Esto es lo bello de nuestro país, no hay conflictos”, afirma el arzobispo.

“Todas las religiones están colocadas en el mismo plano y ellas no poseen ningún poder político. Todos los países que rodean a Singapur tienen una religión dominante, favorecido por sus gobiernos. Cuando esto sucede, la tendencia a discriminar a las otras es fuerte. A diferencia de cuanto sucede en Tailandia, Indonesia, Malaya, en Singapur las religiones no tienen poder político y no lo buscan, por este motivo el diálogo es más fácil y el objetivo común es el bien del país. Cada vez que las delegaciones extranjeras visitan Singapur, hacen de modo de encontrar a los líderes religiosos locales. Recientemente, también el príncipe Carlos de Inglaterra, que visitaba el país, tuvo coloquios con los líderes sobre como promover la armonía religiosa. En Singapur tratamos de ser modelo, pero al final de cuentas el problema de muchos países es la explotación entre religión y política. Por esto creo que en otro lugar podría no ser eficaz”, concluye Mons. Goh.

El día antes de la entrevista, Mons. Goh se encontró con el Papa Francisco junto a los obispos de Malasia y Brunei. El arzobispo explica que sus países son muy diversos entre ellos. Por esto, durante el coloquio con el pontífice la presentación de cada uno requirió mucho tiempo. “Como consecuencia-dice él- hubo poco tiempo para preguntas y observaciones”, declara el arzobispo.

“Sin embargo, logramos tener un diálogo realmente significativo-prosigue Mons. Goh- ‘¡Háganme todas las preguntas que quieran, cualquiera!’ También si no les gusta el Papa, pueden decírmelo’, nos dijo el Papa Francisco con la humildad que lo distingue. Estaba presente como un padre y como tal nos escuchó. Por mi parte, le hice dos preguntas que tenía en el corazón. En primer lugar, le explicité mi curiosidad sobre la eficiencia de una estructura organizada por pequeños ministerios, en el contexto de una institución de la cual forman parte millares de personas. Después, le pregunté sobre si me podía dilucidar acerca del tema de la comunión a los divorciados tratado en la “Amoris laetitia”, la segunda exhortación apostólica del Papa Francisco. Muchos en la Iglesia han levantado dudas y perplejidades. Esta confusión y división asusta también a mí, pero el S. Padre me dijo: “No se puede descontextualizar el capítulo VIII. Eso es sólo el fin de la exhortación. Es más importante en cambio el Cap. IV, donde son explicados los principios”. Para el Papa Francisco, la cuestión no se reduce al ‘¿pueden o no pueden las personas divorciadas recibir la comunión?’. Más bien, el interrogativo es ‘¿Cómo podemos alcanzarlos, asistirlos desde un punto de vista espiritual?’. Lamentablemente a veces hay una diferencia de acercamiento entre los académicos y aquellos que realizan un trabajo pastoral “en el campo’. El Papa Francisco forma parte de estos últimos”.