Manila, Duterte firma la ley: el 8 de diciembre es fiesta nacional
de Santosh Digal

La Inmaculada Concepción es la principal patrona del país. Para que los ciudadanos puedan celebrar la  fecha, el gobierno dispone la clausura de escuelas y oficinas. Las reacciones de algunos fieles. 


Manila (AsiaNews) – Los católicos filipinos exultan por la firma del presidente Rodrigo Duterte sobre el decreto que instituye el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, como feriado nacional. Para que los ciudadanos puedan celebrar esta fecha, el gobierno dispone la clausura de escuelas y oficinas en todo el país.

El proyecto de ley, que lleva la firma del líder del bloque mayoritario y del parlamentario Rodolfo Fariñas, de la provincia de Ilocos Norte, fue aprobado por la Cámara de Representantes el 2 de mayo pasado, y obtuvo la aprobación del Senado el 11 de diciembre. La medida entrará en vigencia 15 días después de su publicación en el Boletín Oficial.

Ramon F. Santiago, del movimiento laico “Parejas para Cristo”, declara a AsiaNews: “La medida del presidente es un justo reconocimiento a la Santísima Virgen, nuestra patrona”. Del mismo parecer es Bambi Suguitan Lozano, líder laico de la parroquia de San Roque, en Sampaloc (arquidiócesis de Manila): “Estoy feliz de que el presidente haya considerado el amor de los filipinos por nuestra Señora”. “Esta decisión debió ser tomada hace mucho tiempo –afirma Slym Villegas, médico especialista en implantes ortopéicos- . Si celebramos la fiesta de los muertos y el día del heroe como fiesta nacional, ¿por qué no debemos hacer lo mismo con la solemnidad de la Inmaculada Concepción? Es justo que ahora sea una fiesta nacional. Es nuestro modo de dar gracias a la Virgen, y de venerarla”.

Las Filipinas, una nación donde el 80% de la población es católica, reconocen a la Inmaculada Concepción como la principal patrona del país. Antes de que se aprobase la ley, cuando el 8 de diciembre aún era día laborable, la Iglesia invitaba a los fieles a participar en las celebraciones religiosas, y todos los institutos de enseñanza del país solían interrumpir el dictado de clases.