El Campus Misericordiae, corazón palpitante de la JMJ de Cracovia
de V.F.P.

En la explanada de Brzegi Wieliczka comienzan a llegar los jóvenes peregrinos de todo el mundo. Esta noche harán la vigilia de oración con el Papa Francisco y adorarán al Santísimo Sacramento. Entre los testimonios previstos, habrá uno de un joven sirio de Alepo y otro de un ex tóxicodependiente.


Cracovia (AsiaNews)- La explanada de Brzegi Wieliczka era un pantano donde, durante la era soviética,  “los enemigos del pueblo” eran enviados para trabajar abonando el terreno. Hoy, dice la joven Paulina: “la presencia del Papa y la de los jóvenes de todo el mundo han realmente limpiado este lugar”.

Paulina viene de Cracovia, tiene poco más de 20 años y ha armado una impresionante carpa para soportar el calor tórrido del penúltimo día de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud. En esta misma tienda pasará la noche después de la larga vigilia con Francisco, para finalmente desarmarla mañana, después de la misa conclusiva del encuentro internacional.

El programa de hoy prevé el pasaje por la Puerta Santa, llevada a este fin desde Cracovia y colocada cerca de aquello que ha sido llamado Campus Misericordiae. Esta noche, cinco jóvenes de los diversos continentes la atravesarán junto al Papa Francisco.

Andrej viene de Ucrania y está conmovido por esta imagen simbólica: “Para vosotros los italianos la presencia del Papa - dice a AsiaNews- es lo más normal. Para nosotros, los ucranianos, verlo y escucharlo en vivo es una bendición”. En su país hay una guerra silenciosa, agrega, “pero así como se inició de repente, también así puede terminar. Esto es lo que pediré durante la adoración al Santísimo Sacramento”.

En este momento, el campus parece una fiesta, hecha de música y de tantos baldes de agua que caen sobre la gente, que los reciben con gran alegría, dado el calor que hace. Pero después de la llegada del pontífice y de atravesar la Puerta Santa, la fiesta se convertirá en un evento de reflexión: están previstos cinco testimonios a las cuales responderá Francisco, un discurso y luego la adoración.

Entre los testimonios, habrá también uno de un joven proveniente de Alepo y otro de un ex tóxicodependiente. Un grupo de sirios que ya se enuentran en el Campus recuerda “con enorme gratitud” las palabras pronunciadas ayer por Francisco: “Esperemos que el mundo lo escuche”.

Kim Hoo-sun viene de una pequeña ciudad al sur de Seúl y espera con ansia “la posibilidad de adorar al Señor junto al Papa y junto a dos millones de hermanos de todo el mundo”. El joven coreano está “fresco”, fue recientemente bautizado y su recorrido de conversión nació justamente después de haber asistido por casualidad a una adoración eucarística.

“Estaba cenando con un amigo, hace cinco años-recuerda-y al terminar salimos del restaurante. Enfrente había una iglesia y en las escaleras estaba una hermosa muchacha, que estaba entrando. Entramos también nosotros para hablarle, pero nos quedamos impresionados por el silencio de tantos fieles presentes. Era una adoración, pero nosotros no lo sabíamos. Llenos de curiosidad nos detuvimos para esperar y pedirle a esa muchacha que nos explicara qué era eso. Al finalizar nos explicó todo una anciana parroquiana, Lucía, que después fue mi madrina de bautismo”.

Es por esto que, concluye. “pienso que justamente la adoración es el corazón palpitante de esta JMJ. Cambió mi vida y puede cambiar el mundo. Partiendo de nosotros, los jóvenes, que tenemos el deber de escuchar lo que Jesús quiere de nosotros”.