El “cambio de opinión” de Mons. Ma Daqin, una cruz por el bien de Sanghái
de p. Pietro dalla Cina

El obispo auxiliar de Shanghái está preocupado por el bienestar de su diócesis y tiene la intención de cargar él solo el yugo de las declaraciones que efectuara cuatro años atrás. Las precisiones que dio el P. Lombardi acerca del rol de la Santa Sede disipan cualquier duda: la Carta de Benedicto XVI a la Iglesia de China sigue siendo válida, y por lo tanto, la posición de la Asociación Patriótica no es aceptada por el Vaticano. El comentario de un sacerdote chino, traducción a cargo de AsiaNews.


Beijing (AsiaNews) – El 7 de julio de 2012, Tadeo Ma Daqin es ordenado obispo auxiliar de Shanghái. En el discurso de agradecimiento que pronuncia, dice que “ya no habré de cubrir más ninguna posición en la Asociación Patriótica de católicos chinos”. Sus palabras son escuchadas con una explosión de aplausos de los participantes en la ceremonia, en tanto los funcionarios [del gobierno, ndr]  salen enfurecidos de la iglesia. Desde esa misma tarde, Mons. Ma Daqin es puesto bajo arresto domiciliario en Sheshan; inmediatamente después, Mons. Jin Luxian – obispo de Shanghái – revoca por dos años los cargos oficiales de Ma como pastor en las iglesias de Pu Dong Zongduo y Tangmuqiao Lourdes.

Luego de estos acontecimientos, muchos fieles de toda China comienzan a elogiar a Ma Daqin por su valentía y su audacia, convirtiéndolo en un héroe de la Iglesia china. El obispo emérito de Hong Kong, Card. Joseph Zen, y el secretario de la Congregación para la Evangelización de los pueblos, Mos. Savio Hon Tai´fai expresan su apoyo y solidaridad para con el obispo Ma.

El obispo de Shanghái, Mons. Aloysius Jin Luxian – que siempre buscó complacer tanto al gobierno como a la Iglesia católica- es internado en el hospital por motivos de salud. El 27 de abril de 2013 fallece, y desgraciadamente, no llega a completar el paso del cayado a un sucesor. El obispo de Shanghái, Mons. José  Fan Zhongliang, que formaba parte de la Iglesia clandestina y que siempre había permanecido fiel a Roma, muere el 16 de marzo de 2014. Los dos pastores jesuitas dejan la diócesis de Shanghái para entrar en el Reino de los Cielos.

El 28 de febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI, conocido por ser hombre de principios, anuncia su renuncia al ministerio petrino y se retira. Obviamente, Mons. Tadeo Ma Daqin había sido electo como auxiliar de Shanghái durante el pontificado de Benedicto XVI: el camino por el que ha seguido el espíritu de Papa (hoy emérito) es evidente.

El 27 de mayo de 2007 el Papa Benedicto XVI publicó una Carta pastoral dirigida a la Iglesia de China, en la cual aclaraba de una manera contundente que “«los principios de independencia y autonomía, autogestión y administración democrática de la Iglesia»[cfr. 36], son inconciliables “con la doctrina católica que, desde los antiguos Símbolos de fe, profesa que la Iglesia es « una, santa, católica y apostólica ». A la luz de los principios antedichos, los Pastores y los fieles laicos recordarán que la predicación del Evangelio, la catequesis y las obras caritativas, la acción litúrgica y cultual, así como todas las opciones pastorales competen únicamente a los Obispos junto con sus sacerdotes en la continuidad permanente de la fe, transmitida por los Apóstoles en las Sagradas Escrituras y en la Tradición, y por tanto no pueden estar sometidas a ninguna interferencia externa.” (n.7).

Después de la ordenación, para centrarse en el trabajo pastoral y aceptar las instrucciones de la autoridad de la Iglesia, Mons. Ma Daqin optó por no servir a la "Asociación Patriótica», asociada a los funcionarios del gobierno. Esta decisión es completamente legítima y no amerita condena alguna. Sin embargo, debido a las circunstancias políticas, las declaraciones del obispo Ma representaba un reto para la administración, que tenía vínculos con la Iglesia. En otras palabras, la Administración no puede tolerar que alguien hable en público en contra de la Asociación Patriótica, para ejercer el ministerio de Obispo de la Iglesia local.

Era previsible que Ma Daqin fuera puesto bajo arresto domiciliario y confinado en un monasterio para una "profunda introspección". Todo esto, por supuesto, es por la fe y por la defensa de la Iglesia y sus leyes. Pasar el tiempo bajo arresto domiciliario es una experiencia fructífera, si nace del sacrificio y del compromiso.

El 13 de marzo de 2013, después del Cónclave, es elegido el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, quien eligió el nombre de Francisco. Su estilo, especialmente en lo que hace a las relaciones entre la Santa Sede y China - y en general entre la Iglesia universal y las Iglesias locales - es diferente al de su predecesor Benedicto XVI. Francisco parece ser más pastoral, y por lo tanto, más flexible. Sin embargo, este estilo ha dado lugar, entre los católicos chinos fieles a la Santa Sede, a una sensación de confusión, una especie de falta de liderazgo.

El Papa Francisco elige entonces promover al entonces arzobispo Pietro Parolin a la Secretaría de Estado del Vaticano. En los años de Juan Pablo II, el Obispo Parolin había asistido al entonces Secretario de Estado, Card. Casaroli, que tenía contactos con el gobierno chino. Y el mismo Francisco ha expresado reiteradamente su deseo de visitar China. Para lograr este objetivo y mejorar las relaciones con Beijing, en apariencia el Papa parece haber abandonado los principios a los que su predecesor había permanecido apegado.

Las reuniones secretas entre el Vaticano y los representantes chinos se han convertido en la más alta prioridad, y son vistas como signos positivos en el mejoramiento de las relaciones bilaterales. Sin embargo, Mons. Giacomo Su Zhimin, Mons. Ma Daqin y otros religiosos chinos siguen en prisión o bajo arresto domiciliario. Ese tema parece no estar presente en las negociaciones entre ambas partes.

El p. Jerome Heindrickx, un experto en las relaciones entre China y el Vaticano, ha compartido a menudo las que "parecen ser" una buenas noticias. A pesar de que estas noticias siempre han demostrado ser promesas vacías, muchas personas todavía están al acecho de grandes esperanzas. Pero están destinados a ser decepcionarse. Al mismo tiempo, el presidente de China, Xi Jinping, parece poner énfasis en los negocios chinos: presidió una conferencia sobre el tema, en la que invocó la "sinización" de la religión.

Mientras tanto, se llevó a cabo sin problemas la ordenación del Obispo Auxiliar de Anyang, Mons. Zhang Yinlin, y el obispo Martin Wu Qinjing recibió el permiso para trabajar a la luz del sol como obispo de Zhouzhi, en la provincia de Shaanxi. Ambos eventos parecían prever un mejoramiento en las relaciones entre China y el Vaticano.

Al estar de "retiro" en Sheshan, era imposible para Mons. Ma Daqin no ponderar con cuidado y reflexionar sobre la situación. Incluso Mons. Li Liangui de Xianxian (Hebei), siempre considerado muy leal a la Santa Sede, había dicho en público que la renuncia de Ma a la Asociación Patriótica no valía la pena. Además, después de la muerte de Mons. Jin Luxian, medios de comunicación extranjeros y nacionales había elogiado la gran contribución de este último a la Iglesia china; por el contrario, el comportamiento valiente de Mons. Ma sólo parecía haber sido dictado por un deseo personal de heroísmo, especialmente en la diócesis de Shanghai. Con el cierre del seminario de Shanghai, los sacerdotes y las monjas se vieron obligados a asistir a clases de reeducación. Su acto heroico era costoso, y es la causa de lo que sucedió en la diócesis.

Tiempo después, el card. Parolin, la segunda figura más poderosa en el Vaticano, declara que "en lugar de ser un combatiente, el obispo debiera cuidar de su rebaño". Y un erudito chino, el p. Paolo Han, llega a criticar una de las más famosas máximas de Tertuliano, aquella en la cual dice que "la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos", calificándola de "obsoleta".

Es comprensible que un obispo quiera ser el pastor de su rebaño, no un combatiente. Y Ma es el único responsable de las declaraciones de hace cuatro años acerca de la Asociación Patriótica. En su blog no ha tenido más remedio que alabar repetidamente a Mons. Jin Luxian, por quien no guardaba mucha admiración en el pasado. Imaginemos cuan difícil es todo esto: ahora se ve obligado a tragarse la humillación y el sufrimiento en su entorno social, para encajar [como pide Xi Jinping, ndr] en la sociedad socialista, participando en la sinización de la Iglesia en China y en la alabanza a la organización patriótica. Este parece ser el camino que el obispo tendrá que recorrer para su regreso [a la vida activa].

No obstante se encuentra enfermo y guardando reposo, el card. Zen en sus pensamientos todavía muestra preocupación por el triste “cambio de posición” de Ma: el anciano cardenal es muy leal a Roma y quiere que Roma esclarezca la cuestión y oriente sobre qué dirección tomar. Creo que el obispo Ma es sabio. Después de observar el clima político y los movimientos de la Santa Sede, se traga la humillación y se adosa la pesada carga, para así volver a hacerse cargo de la diócesis de Shanghai. Siguiendo, de esta manera, el espíritu de Jin Luxian de cooperación con el gobierno con el fin de salvar a la Iglesia (aunque sea a través de un camino torcido).

A pesar de que esta decisión causará caos y reproches, en la medida en que Mons. Ma pueda revertir la ruta sin dejar de servir a la Iglesia en China, el dolor en su corazón podrá atenuarse.

El 23 de julio de 2016 el p. Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, emitió un comunicado en respuesta a la especulación y las preocupaciones relacionadas con el caso de Mons. Ma. En el texto dice lo siguiente: "Por cuanto concierne a las recientes declaraciones atribuidas a mons. Tadeo Ma Daqin, obispo auxiliar de Shanghai, la Santa Sede ha tenido noticia a través de su blog y de las agencias de prensa. Actualmente no hay informaciones directas al respecto. Está fuera de lugar cualquier especulación sobre un presunto papel de la Santa Sede. Las vivencias personales y eclesiales de Mons. Ma Daqin, así como las de todos los católicos chinos, son seguidas con particular atención y solicitud por el Santo Padre que los tiene presentes diariamente en sus oraciones".

Esta declaración ha disipado las dudas y preocupaciones de muchas personas acerca de la posibilidad de que el cambio de Ma hubiese sido inspirado por la Santa Sede (no obstante el p. Lombardi no lo haya especificado). Por ende, las frases de Ma Daqin no fueron dictadas por el Vaticano. Hubiera sido imposible que la Santa Sede pidiera al obispo que alabara por escrito a la Asociación Patriótica, porque es una organización política, como tan claramente fue dicho por el Papa Benedicto XVI en su Carta a la Iglesia china. También el Papa Francisco ha reiterado la validez de esta carta, y la Santa Sede no puede contradecirse.

La razón principal que llevó a Mons. Ma a escribir un artículo de arrepentimiento es que quiere salir de la dificultad y del cautiverio para volver a la diócesis de Shanghai, a la vida normal, y así resolver el conflicto con el gobierno por el bien común de la Iglesia.

Ma Daqin es un pastor concienzudo, y podrá reflexionar sobre lo aprendido a partir de esta experiencia para el bien de su pueblo, aplicando y evaluando los conceptos de Mons. Jin, para evitar conflictos no remediables y sus consecuencias.