Jubileo en Mongolia, la misericordia de Dios “cambia la vida”
El 8 de diciembre también en la catedral de los santos Pedro y Pablo en UlaanBaatar abrió su Puerta Santa. “Una ceremonia muy bella, con gran participación del pueblo de Dios”. La Iglesia más joven del mundo “dedica su próximo plan pastoral justamente sobre el perdón y la reconciliación”. El camino de conversión de los mongoles “nace casi siempre de la experiencia del abrazo cristiano”.

UlaaBaatar (AsiaNews)- El concepto de misericordia, de las “vísceras maternas” de Dios Padre. “cambia la vida de los mongoles. Casi si todos aquellos que han abrazado el cristianismo lo han hecho porque impactados por la posibilidad del perdón y de la idea que el pecado no te marca para siempre. El Jubileo será vivido también por Mongolia”. De esto está convencido el p. Giorgio Marengo, misionero de la Consolata que desde 2003 vive en Arvaikheer.

Le hace eco su vicario, el p. Ernesto Viscardi, que a AsiaNews narra la ceremonia de apertura de la Puerta Santa: El rito se realizó el 8 de diciembre, muy simple pero muy participado. El Prefecto apostólico, mons. Wenceslao Padilla, guio a los representantes de las seis parroquias de Mongolia en una pequeña procesión que se cerró con la apertura de la Puerta Santa. Esta fue parcialmente restructurada, para dar un simbolismo nuevo que se refieren a los temas del Año Santo”.

Para la Iglesia de Mongolia “es una experiencia del todo nueva. Los cristianos de las varias parroquias organizarán peregrinaciones a la catedral para poder lucrar de la indulgencia y en el curso del año litúrgico daremos muchísimo espacio al tema de la misericordia. Trataremos de explicar a nuestros cristianos qué es el Jubileo, el significado del perdón de Dios, su presencia en las escrituras”. Para comprender mejor el todo, la Bula de la indicción “Misericordiae vultus” fue traducida al mongol.

Si todo va bien, agrega el p. Viscardi, “lograremos hasta realizar una peregrinación a Roma, en la segunda mitad de junio, para pasar por la Puerta Santa de san Pedro. La misericordia es un tema conocido por la sociedad local, de marca budista, pero es necesario explicar a ellos la óptica cristiana. Pero, pienso que sea un buen signo que en este año haya pasado, hace algunas semanas, la ley que anula la pena de muerte en el país. Estoy casi seguro que quien la propuso y votada no tenía en mente el Año santo, pero seguramente es un buen signo”.

A 430 quilómetros de UlaaBataar vive en cambio el p. Giorgio: “Nosotros aquí no tenemos un edifico como iglesia, sino una ger (tienda de campo nómade mongola-ndr). Nuestra comunidad participó en la misa de la Inmaculada con una particular intención por el inicio del Año Santo. Este domingo después de la misa, tendremos un momento de meditación para profundizar justamente el significado del Jubileo”.

El concepto de misericordia, explica el misionero, “es muy entendida y comprendida en Mongolia”. “Las vísceras de misericordia de Dios Padre impresionan mucho”. “La experiencia de nuestros poquísimos cristianos es muy singular, porque justamente su camino de apertura al catolicismo fue ayudado por este concepto”. “Hay un gran estupor delante del hecho que Dios es misericordioso, el concepto de perdón como vida nueva es revolucionario”. “Aprecian la idea que se pueda siempre reiniciar”. “Es una cosa que cambia sus vidas”.

También desde un punto de vista práctico, la Iglesia local tiene las ideas claras: “Queremos desarrollar un programa de acompañamiento a quien quiere salir del alcoholismo, que aquí es un problema muy fuerte. Dos bautizados nuestros quieren abrir un grupo de apoyo y nosotros los apoyamos mucho. Es una cosa que se une mucho al Año Santo, porque cualquier tipo de dependencia es una forma de esclavitud. Esta del alcohol es la más difundida, una verdadera plaga social. Queremos sensibilizar pero a todos, no sólo a los alcohólicos. Todos tienen dependencias, físicas o espirituales. Recemos para que el Año Santo de la Misericordia nos ayude a liberarnos de estas esclavitudes”.

La Iglesia católica en Mongolia nació hace poco más de 23 años, con la llegada en 1992 de un pequeño grupito de misioneros del Corazón Inmaculado de María (cicm, para leer la historia cliquea aquí).  Entre éstos también el futuro Prefecto, mons. Padilla. Desde entonces las conversiones al catolicismo fueron unos mil cien, las parroquias de cero se convirtieron en seis y la comunidad católica ha creado infraestructuras sanitarias y educativas muy apreciadas en el país.