Yakarta, la "guerra" entre policía y anti-corrupción la debilidad del presidente Jakowi
de Mathias Hariyadi
En Indonesia está en acto una guerra de poder que arriesga de llevar el país al caos. La Comisión contra las coimas bloquea el nombramiento de un fidelísimo de la ex presidente Megawati como jefe de policía; en respuesta, los vértices de la Comisión objeto de arrestos y cam´pañas denigratorias. Activistas y sociedad civil salen a la calle por la legalidad. El Jefe de Estado rehén de los mismos poderes fuertes que han apoyado y sostenido la elección.

Yakarta (AsiaNews)- En Yakarta se está consumiendo una guerra frontal entre los vértices de la Comisión indonesia anti-corrupción (Kpk) y las altas esferas de la policía, en el contexto de una fractura institucional que arriesga de llevar al país al caos y debilitar al presidente. Activistas y organizaciones pro derechos humanos, salieron a la calle a lado de la Kpk, lanzando campañas en red bajo el eslogan "Save Kpk" y apelándose al jefe de estado Joko "Jokowi" Widodo. Lo que desencadenó la controversia que llevó a la detención del vice jefe de la Kpk, Bambang Widjojanto y a la campaña difamatoria contra el número uno, Abraham Samad, el no nombramiento de Budi Gunawan como jefe de policía.

Ya en las semanas pasadas el general Gunawan, estrecho colaborador de la ex presidente indonesia Megawati Sukarnoputri, líder del partido que llevó al actual presidente Jokowi a la victoria electoral, había terminado en la mira de la anti orrpción. Las señalaciones de la Kpk le habían costado un puesto de primer plano al interior del ejecutivo.

Presiones y juegos de Palacio habían favorecido recientemente la candidatura de Gunawan a los vértices de la policía de Estado, con el aval del presidente "reformista" Jokowi, que triunfó en la campaña electoral gracias también a las promesas de lucha a la corrupción. Sin embargo, quien frenó el seguro nombramiento- también el Parlamento había dado el vía libre- fue otra vez más la Kpk, que clasificó como inadecuada e inaceptable el nombramiento. De aquí la decisión del jefe de Estado de congelar el cargo en espera de desarrollos.

Y la respuesta en relación de los vértices de la Comisión anti-corrupción, quizás demasiado diligente en el desarrollo de la propia tarea, no se hizo esperar. El jefe de la kpk, Abraham Samad terminó en el centro de una campaña denigratorio por un presunto beso a una miss en un concurso de belleza; en realidad se trató de una foto falsa y armada a arte. El vice Bambang Widjojanto fue en cambio detenido por la policía y objeto de interrogatorios, por su involucración en seno de la Corte constitucional en la batalla entre los dos partidos por el gobierno de una regencia.

Los dos ataques personales contra los vértices anti-corrupción ha tenido un vasto eco en el país, con organizaciones y grupos pro-derechos civiles en la calle en defensa de los dos funcionarios. Los ciudadanos se apelan al jefe de Estado, Jokowi, el cual- no obstante la propia integridad moral y político- parece siempre más rehén de los juegos de poder de las fuerzas que lo han llevado al cargo de presidente.

En los últimos 3 años en Indonesia, nación musulmana más poblada en el mundo, la Comisión anti-corrupción realizó una serie de operaciones de suceso dirigidas a erradicar coimas y turbios negocios; la Kpk cosechó víctimas ilustres e hizo surgir casos clamorosos en varios sectores, de la justicia, a la político hasta la economía. Entre tantos, recordamos el arresto de un ministro de primer plano del precedente ejecutivo y del presidente de la Corte constitucional, el escándalo que invistió el mundo del petróleo y las intrigas que han llevado a la relección del ex gobernador del Banco central.

Por otro lado el tema de la corrupción fue uno de los argumentos claves alrededor de los cuales se jugaron las elecciones generales en abril y aquellas presidenciales en julio del año pasado. Los procesos se concluyeron con condenas de hasta 10 años de cárcel; todavía más dura la sentencia que se le aplicó, 16 años de prisión a Lufti Hasan, ex diputado y presidente del partido filo-islámico Justice and Properous Party (Pks).