Papa: el hombre y no el dinero, debe ser el centro, también en el campo económico
En la "dramática realidad de tantas personas que tienen una ocupación precaria, o que la han perdido", de los tantos obligados a trabajar "en negro", "es más fuerte la tentación de defender el propio interés sin preocuparse del bien común, sin mirar demasiado a la justicia ya la legalidad". La "globalización de la solidaridad"

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- También en el campo económico es necesario poner siempre al centro al hombre con su dignidad, contrastando las dinámicas que tienden a homologar todo y ponen al vértice al dinero, para responder a la globalización de los mercados con la globalización de la solidaridad. El encuentro con los participantes al Congreso mundial de contadores, hoy en el Vaticano, dio ocasión al Papa Francisco para volver a afirmar que la necesaria centralidad de la persona exige no sólo "respuestas concretas a interrogativos económicos y materiales, se necesita suscitar y cultivar una ética de la economía, de la financia y del trabajo; es necesario tener vivo el valor de la solidaridad como actitud moral, expresión de la atención hacia el otro en cada legítima exigencia suya.

"El actual contexto socio-económico- relevó el Papa- pone en manera urgente la cuestión del trabajo. Desde vuestro observatorio profesional, ustedes se dan cuenta de la dramática realidad de tantas personas que tienen una ocupación precaria, o que la han perdido; de tantas familias que pagan las consecuencias; de tantos jóvenes en busca de su primer empleo o de un trabajo digno. Son numerosos aquellos, especialmente inmigrantes que están obligados a trabajar "en negro", faltan las más elementares garantías jurídicas y económicas. En este contexto es más fuerte la tentación de defender el propio interés sin preocuparse del bien común, sin mirar demasiado a la justicia y a la legalidad. Por lo tanto se les pide a todos, especialmente a aquellos que ejercitan una profesión que tiene que ver con el buen funcionamiento de la vida económica de un país, de jugar un rol positivo, constructivo, en el cotidiano desarrollo del propio trabajo, sabiendo que detrás de cada papel hay una historia, hay rostros".

Para el profesional cristiano, de la oración viene "la fuerza ante todo para hacer bien el propio deber, con competencia y sabiduría, para luego "ir más allá", que significa ir al encuentro de la persona en dificultad; ejercitar aquella creatividad que te permite encontrar soluciones bloqueadas; para hacer valer las razones de la dignidad humana frente a la rigidez de la burocracia".

"La economía y las finanzas son dimensiones de la actividad humana y pueden ser ocasión de encuentros, de diálogos, de cooperación, de derechos reconocidos y de servicios prestados, de dignidad afirmada en el trabajo. Pero para esto es necesario poner siempre al centro al hombre, con su dignidad, contrastando las dinámicas que tienden  a homologar todo y ponen al vértice al dinero. Cuando el dinero se convierte en el fin y la razón de toda actividad e iniciativa, entonces prevalecen la óptica utilitarista y las lógicas salvajes de la ganancia que no respeta a las personas, con la consiguiente difundida caída de los valores de la solidaridad y del respeto por la persona humana. Cuantos operan a vario título en la economía y en la financia, son llamados a hacer elecciones que favorezcan al bienestar social y económico de la entera humanidad, ofreciendo a todos la oportunidad de realizar el propio desarrollo".

"si queremos consignar mejorado, a las generaciones futuras, el patrimonio ambiental, económico, cultural y social que hemos heredado, estamos llamados a asumirnos la responsabilidad de obrar por una globalización de la solidaridad. La solidaridad es un exigencia que nace de la misma red de interconexiones que se desarrollan con la globalización. Y la doctrina social de la Iglesia nos enseña que el principio de solidaridad se actúa en armonía con el de la subsidiaridad. Gracias al efecto de estos dos principios los procesos van a servicio del hombre y crece la justicia, sin la cual no  puede existir una paz duradera y verdadera".