Papa: La Iglesia es misionera, si se detiene se cierra y se puede corromper
En la misa de agradecimiento por la canonización de dos santos misioneros canadienses- mons. Francisco de Laval y sor María de la Encarnación- Francisco subraya cuántos "hermanos misioneros continúan viviendo el Evangelio a costa de la propia vida. El diablo es envidioso de la riqueza misionera del Quebec, que vuelva a dar evangelizadores al mundo:

Ciudad del Vaticano (AsiaNews). La Iglesia es y debe continuar a ser misionera, porque "si se detiene y se cierra se enferma y se puede corromper, ya sea con los pecados ya con la falsa ciencia separada de Dios, que es el secularismo mundano". Por esto "la memoria de los misioneros nos sostienen en el momento en el cual experimentamos la escasez de los obreros del Evangelio. Lo dijo esta mañana el Papa Francisco durante la misa de agradecimiento por la canonización de dos santos misioneros canadienses- mons Francisco de Laval y sor María de la Encarnación- realizada el pasado 3 de abril.

Los dos nuevos santos, considerados los fundadores de la Iglesia canadiense, "salieron a llamar a todos, en los cruces del mundo. Y hay tantos hermanos y hermanas misioneros que continúan viviendo el Evangelio en el mundo aún a costa de la propia vida, también a menudo asesinados". Pero el  ejemplo de los misioneros es fundamental para el bienestar de toda la comunidad católica: "Son ellos que, dóciles al Espíritu Santo, tuvieron el coraje de vivir el Evangelio: salieron a llamar a todos en los cruces del mundo; y así han hecho tanto bien a la Iglesia, porque si la Iglesia se detiene se enferma, se puede corromper, ya sea con los pecados ya sea con la falsa ciencia separada de Dios, que es el secularismo mundano".

La misión evangelizadora de la Iglesia, subraya aún el Papa, "es esencialmente el anuncio del amor, de la misericordia y del perdón de Dios, revelados a los hombres mediante la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Y así los misioneros, que han dirigido la mirada a cristo crucificado, han acogido su gracia y no la han tenido para sí. Como S. Pablo se hicieron todos en todos. Han sabido vivir en la pobreza y en la abundancia, en la saciedad y en el hambre, todo lo podían en Aquel que les daba la fuerza y con esta fuerza de Dios han tenido el coraje de "salir" a las calles del mundo con la confianza en el Señor que llama. Así es la vida de un misionero, de una misionera... Y luego para terminar lejos de casa, lejos de sus propias patrias, tantas veces muertos y asesinados. Así como sucedió, en estos días, a tantas hermanas y tantos hermanos nuestros".

La memoria de los misioneros, dice aún el Papa, "nos sostiene en el momento en el cual experimentamos la escasez de obreros del Evangelio. Quebec vuelva a ser la fuente de tantos misioneros, que esta memoria no nos lleve a abandonar la franqueza. ¡No abandonen el coraje! Quizás... No, no, no quizás: es verdad. El diablo es el envidiosos y no tolera que una tierra sea así, tan fecunda en misioneros. La oración al Señor para que el Quebec vuelva a aquel camino de fecundidad, de dar al mundo tantos misioneros. Y estos dos que ha. Por así decir- fundado la Iglesia de Quebec con ayuden como intercesores: que la semilla que ellos han sembrado crezca y de furtos de nuevos hombres y mujeres con coraje, que tengan visión de futuro, con el corazón abierto a la llamada del Señor. Hoy, ¡se debe pedir esto para vuestra patria! Y ellos desde el cielo serán nuestros protectores e intercesores. Que Quebec vuela a ser esa fuente de grandes y santos misioneros".

Al final invito a todos diciendo: "Rendir homenaje a quien ha sufrido por traernos el Evangelio significa llevar adelante también nosotros la buen batalla de la fe, con humildad, mansedumbre y misericordia, en la vida de todos los días. Y esto trae frutos. El Señor Dios enjugará las lágrimas de cada rostro".